La madrileña Raquel Novellón presenta mañana en Pola de Siero, a las ocho de la tarde, en el auditorio, su espectáculo de danza y flamenco "Eterno", en el que participan cuatro bailarines y cinco músicos en directo.
-¿Qué veremos en la Pola?
-Es el primer espectáculo que hago con mi propia compañía. Es de flamenco, pero he querido llevar también danza. Me gusta fusionar, y he querido adaptarlo a todo tipo de público. Abierto a la gente que le guste la danza quizá más que el flamenco. Es un proyecto con mucho cariño, mucho amor y muchas horas. Llevamos dos años de trabajo, mejorándolo siempre e intentando cositas nuevas. Cuando lo hice mucha gente me dijo que no estaba segura de si lo había entendido bien.
-¿Por qué?
-Porque en cada una de las piezas hay mucho mensaje. Todo lo que yo he creado siempre es una reflexión sobre el tiempo, y en cada una de las piezas he buscado momentos muy importantes en la vida como para detener ese reloj, pero que cada uno los disfrute y los entienda a su manera es lo que más me importa. Que cada uno se lleve su idea personal de lo que ha visto y lo interprete simplemente porque lo haya identificado con algunos momentos. Ojalá que cada uno se lleve su idea personal de lo que vea.
-¿Cómo llegó al flamenco?
-Me he criado con ello. Mi padre es cantaor de flamenco, lleva toda la vida llevando una peña flamenca, y desde chiquitita me he criado todos los sábados escuchando cante, entre guitarristas y cantaores. Con el tiempo, como me gusta mucho bailar, empecé a estudiar y seguí. Yo hago de todo, he hecho española, he hecho Bollywood pero en realidad mi lenguaje, mi forma y donde estoy a gusto y entiendo es en el flamenco.
-Lanzarse a una compañía conllevará ilusión, pero también miedo.
-Miedo no, lo que viene después de miedo. Se pasa mal porque haces tu compañía, ves que te expones a la gente, expones no solo el baile sino tus sentimientos, cómo piensas, pero hay que superarlo, si no, no puedes avanzar. Pero tenía que hacerlo porque me gusta mucho crear, me gusta la danza, la música, el teatro, y me gusta mucho coreografiar. Y llega un momento en el que puedes bailar en otros sitios, encantada, para otra gente -y de hecho sigo bailando con compañeros- pero ves que tienes cosas que contar. En mi caso, todo esto nace de tener muchas cosas que contar. No se trata solo de hacer un espectáculo flamenco sino de transmitir un mensaje.
-¿Es difícil abrirse camino?
-Sí. Es difícil porque cuando muestras lo que quieres hacer siempre despiertas dudas al principio. Hay que insistir e insistir y no venirse abajo.
-¿Cree que el flamenco tiene peor consideración en España que fuera? ¿Y especialmente en el norte?
-Es cierto que el flamenco no tiene tanto prestigio como fuera, pero tampoco creo que en el Norte entre peor. Muchas veces la gente tiene miedo porque en el Norte no vas a recibir un aplauso cada tres minutos, pero quizá el aplauso que recibas sí es real, porque la gente lo siente. Sé que hay mucha gente a la que le gusta el flamenco, y también creo que el público del Norte es bastante culto, con lo cual, hay que ir. Yo he actuado con otra gente y he visto que al público le apetece ir al teatro. Es algo que en muchos otros sitios se ha perdido.
-¿Quiénes son sus ídolos en el mundo del flamenco?
-Son muchos, porque en el panorama actual hay gente muy buena. Grandes de siempre, admiro profundamente a la Yerbabuena, como bailaora flamenca, a Rocío Molina, por su baile y sus ideas, a Israel Galván, que para mi es un genio; de cante, a Morente, que ha sido rompedor. De hoy en día me gustan mucho Manuel Liñán y Cristina Aguilera, que están haciendo cosas muy buenas.
