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La bolera central

El legado de Emilio Alperi

El presidente de la peña Villa de Noreña, fallecido el martes, deja en herencia un equipo en la élite, una bolera cubierta y la cantera más prometedora

Emilio Alperi, entregando un premio a Christian en el pasado torneo de Navidad. l. b.

A la clara apuesta por la cantera realizada recientemente por la peña Villa de Noreña hay que sumar los intentos por reconstruir un equipo ganador que pueda aspirar a recuperar el trono de la División de Honor, que ocupó por última vez en el año 2014 cuando, con los refuerzos de jugadores como Ramiro Paniceres o Carlos Rodríguez, se consiguió derrotar en la final a la peña El Piles de Gijón por un rotundo 14 a 5.

Desde entonces, la marcha de estos dos últimos jugadores, así como la de Alejandro Nuño, dejaron muy tocada a una plantilla que en 2015 quedó eliminada de manera rotunda en semifinales y que el pasado año logró la permanencia a duras penas, pero este año aspira a pelear de nuevo por los títulos. Objetivos renovados gracias al fichaje de un veterano ilustre como Manolín Canteli, que se suma al propio Bernardo Menéndez y otro excampeón mundial como José Alberto Menéndez "Chiruca" y exsubcampeón de España como Enrique Martínez "Maradona". Todos ellos, junto a jóvenes como los hermanos Bedia (condicionados por su trabajo de marineros), Marino Fanjul y Juan Villanueva componen el núcleo duro de un equipo reconstruido con Emilio Alperi todavía a la cabeza. Un último equipo con el sello de un Alperi que ya sabía lo que era superar condiciones adversas. Prueba de ello fue cuando la primera bolera original tuvo que ser derruida por una denuncia de Andecha Astur a Confederación Hidrográfica, que curiosamente terminó con una nueva instalación todavía mejor. "Si lo llegamos a saber denunciamos nosotros", comenta con humor Bernardo Menéndez, cuando recuerda cómo Alperi y su directiva, con el apoyo inestimable del entonces alcalde, Aurelio Quirós, lograron levantar una nueva bolera que años más tarde, y bajo mandato de César Movilla, se cubriría totalmente para favorecer la participación de los jugadores de categorías inferiores y albergar muchas competiciones con mayor comodidad.

Muchos ejemplos de la gran aportación de una persona cuya vinculación a los bolos trascendió más allá de su propia peña, pues durante años se encargó de arreglar castros, instalar boleras portátiles e impartir clases por todos los rincones de Asturias e incluso más lejos, pues su estancia de un mes en Argentina para colaborar en la recuperación de los bolos caló muy hondo en la comunidad emigrante. "Siempre que fuimos preguntaban por Emilio y destacaban el grato recuerdo que dejó", señala el expresidente de la federación, Desiderio Díaz.

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