"Estoy encantado. Los niños son muy buenos y me tratan más como a un hermano mayor que como a un profesor". Los alumnos del programa bilingüe del colegio de Posada cuentan con un refuerzo un tanto "exótico" para ellos. En algunas horas de las asignaturas en inglés, además del profesor titular de la materia, cuentan con la aportación de un docente nativo: el canadiense Benny Ussyshkin, quien trata de que "los guajes mejoren su nivel de inglés, sobre todo la pronunciación".

"Estoy gratamente sorprendido. Me llama la atención que en el sistema español, a diferencia del canadiense, no separa del grupo a los niños con dificultades de aprendizaje o el trato cercano que hay entre alumno y profesor. Aquí se dirigen al maestro por su nombre pila, algo que allí es impensable. Siempre por el apellido, para marcar distancias", explica en un fluido y perfecto castellano este auxiliar de conversación que realiza su labor en el centro llanerense y en La Fresneda (Siero).

Aunque no tiene estudios como docente ni filólogo -es licenciado "en lo que aquí sería Administración y Dirección de Empresas"-, para explicar el amplio vocabulario que mana de la siempre sonriente boca de Ussyshkin hay que remontarse cuatro años atrás. "Conocí a una chica española y me enamoré de ella. Me propuso venir con ella a España y, después de sopesarlo, accedí. Lo que pasa que nos trasladamos a vivir a casa de sus padres y la cosa no fue muy bien. Sólo duramos cuatro meses", recuerda entre risas sobre sus primeros días en España, "en los que era como un muñeco. Sólo movía la cabeza para decir que sí y que no".

Pero esta circunstancia no hizo que Ussyshkin tomase un avión de vuelta a Canadá. Pese a que en un primer momento buscaba trabajos "de hombre de negocios", se topó con la posibilidad de ejercer como auxiliar de conversación. Una opción que no le desagradó. "Afortunadamente el hecho de ser nativo me abre muchas puertas en el mundo laboral español. Y ésta era una de ellas", asegura sobre sus primeros pasos como trabajador, que le llevaron a dar clase en Madrid.

Tras conocer a fondo la capital española, Ussyshkin optó por un cambio de aires. "Quería probar en una ciudad de tamaño intermedio y, de las posibilidades que tenía, elegí Asturias, porque no encontré a nadie que hable mal de los asturianos", relata.

Y, ahora, está perfectamente integrado. Ussyshkin utiliza constantemente el término "guajes" para referirse a sus alumnos, está encantado en Oviedo y la gente le parece "maravillosa". "Además me encanta la sidra, ya soy todo un experto escanciando", descubre sobre su experiencia gastronómica en la región. Aunque su contrato acaba en mayo, tiene la intención de estar un año más en Asturias, por lo que ya ha solicitado la renovación a la consejería. Después, tiene pensado continuar su andadura por Francia y, luego, "dónde sea, nunca sabemos dónde te va a llevar la vida". Y añade: "No sé si mi viaje por el mundo acabará de nuevo en Canadá. Por si acaso siempre me llevo el pasaporte".