Miguel Pernas destierra en su puesto del mercado de los martes de Pola de Siero el falso mito de que las verduras puedan ser aburridas y mayoritariamente verdes. Siempre ofrece varias novedades. Uno de los productos que más llama la atención entre cuantos vende es la acelga de colores, pues el rojo, anaranjado o amarillo de sus tallos ponen un toque de exotismo entre el género. "Son variedades distintas, que hemos traído del centro de Europa (del norte de Francia, Bélgica, Holanda y Suiza), que compramos en un banco de semilla de Noreña", explica este agricultor de la finca ecológica "Arenal", ubicada en Muncó (Siero).
Vende manojos al precio de un euro, en los que suele combinar acelgas de distinto color, aunque también las agrupa de uno solo, para quienes así lo prefieran. "El color rojo les da un aporte de taninos y vitaminas", explica Miguel Pernas. Además, al igual que las acelgas comunes, son laxantes, digestivas y, tras la espinaca, es una de las verduras más ricas en calcio.
"Son productos con los que la primera vez tienes que convencer porque no se conocen, pero una vez que los prueban, se hacen clientes fijos y los llevan en abundancia", explica Pernas. Agrega que "con este tipo de productos consigues una clientela fiel que busca la novedad". La mayoría es un público joven, vegetarianos o veganos.
Estas acelgas de colores admiten diversas recetas, incluso hay quien las toma crudas en zumo, con remolacha y rabanitos. "Es una bomba de vitaminas y proteína", destaca Pernas. Pero lo más habitual es cocinarlas salteadas, e incluso con pasta, similar a las espinacas. También es una buena opción hacerlas en pote o cocidas. Dedicándoles un poco más de tiempo, están exquisitas rellenas, recomienda Miguel Pernas.
