Los religiosos del Vaticano no sólo se limitan a transmitir el mensaje de Dios, sino que a veces también pueden servir de guías empresariales. Si no que se lo pregunten al emprendedor italiano Eliseo Garuti Pantellini, que descubrió Asturias para hacer negocios parafarmacéuticos a mediados de los noventa a través de sus contactos en el Vaticano, y casi veinte años después acaba de hallar en Noreña el lugar ideal para ampliar el laboratorio, que abrirá en mayo.

Natural de Florencia e hijo de un prestigioso investigador, Pantellini contaba con muchos conocidos dentro de la Santa Sede, y un día de casualidad descubrió que había un monasterio en una región del norte de España que podría servir para acoger alguna de sus actividades empresariales. Fue así como, a través de los monjes cistercienses que entonces se trasladaron a Valdediós, alquiló parte de las dependencias junto a socios españoles y puso en marcha una pequeña industria parafarmacéutica que hoy goza de excelente salud.

Sin embargo, el crecimiento de la actividad ha hecho que los locales de Valdediós se hayan quedado pequeños y a través de su socia Covadonga González ha localizado una nave en Noreña en la que lleva invertido un millón de euros para instalarse. "Me llamó la atención su imagen", dice el empresario que descubrió la instalación del polígono de la Barreda en una de sus visitas a su socia de la Villa Condal.