El grupo folclórico y de investigación El Ventolín empezó a finales de los años 70 de una Pola muy distinta de la de hoy. La tradición tenía mucho menos contenido y mucho menos trabajo detrás del que tiene hoy, y eso pudo verse en los trajes -que evolucionaron de los más estandarizados de mitad del siglo pasado a los más asentados en el estudio etnográfico de principios de éste- y también en los bailes. "Ahora no se baila igual que se bailaba antes, la vida evoluciona y la gente evoluciona, es normal", señala el presidente del grupo Joaquín Ruiz.
También cambiaron los escenarios y el aspecto de las calles que vieron bailar al grupo durante tantos años el día de los Güevos Pintos. El Ventolín nunca se perdió el desfile de la fiesta. Y nunca dejó de bailar. La fiesta le debe mucho.