Noreña se llenó ayer hasta la bandera para celebrar la penúltima jornada de las fiestas de San Marcos del picadillo y el sabadiego. Pasado el mediodía era ya casi imposible conseguir mesa en cualquiera de ellos. El picadillo y el sabadiego triunfaron en una jornada muy concurrida.

El domingo de las fiestas de San Marcos es muy habitual que los noreñenses salgan a los restaurantes acompañados. "La gente trae invitados de fuera, que casi siempre piden el picadillo y el sabadiego, porque es lo que toca", explica Paco Berlanga, de El Casero de la villa condal.

Para él, la clave del éxito de la fiesta es la calidad del producto. "Lo mejor de Noreña es la calidad; aquí es muy fácil encontrar buen picadillo", asegura. Y la cocinera, Mari Carmen Berlanga, explica por su parte que la clave para prepararlo es prestarle atención. "Tienes que estar encima, porque si lo abandonas se te apelmaza, pero tampoco hay que removerlo demasiado, porque se desharía; lo ideal es el término medio", recalca la encargada de los fogones. En su establecimiento repartieron cerca de 100 kilogramos de picadillo en todo el fin de semana.

La pareja formada por Daniel Pastor y Patricia Llamazares, oriundos de Gijón y vecinos de Noreña desde 2006, son siempre fieles a la cita, y nunca están solos a la mesa. "Desde que vinimos a vivir aquí, todos los años traemos invitados; en estas fiestas la gente nunca falla", explicó Patricia Llamazares. Ayer compartían mesa y mantel con otras dos parejas y sus hijos, todos gijoneses, que desde que asistieron por primera vez a la fiesta han seguido viniendo sin falta.

Por otra parte, el hecho de que los restaurantes se llenasen no significa que los que no encontraron mesa tuvieran que pasar hambre. En el puesto de la Orden del Sabadiego en el paseo Fray Ramón, los miembros del Club Judo Noreña trabajaron sin descanso preparando y vendiendo bocadillos de sabadiego. En dos jornadas vendieron cerca de 750 bocadillos. La villa celebra hoy la última jornada festiva.