Hubo tiempo para todo en el festival del arroz con leche de Cabranes, cuyos actos centrales se celebraron ayer en Santolaya. Tiempo para asistir a un pregón sui génereis de Rodrigo Cuevas, tiempo para la novedad y la lucha de la igualdad de género con el estreno de la figura del xanín -honor que este año le correspondió a Hugo González Corrales- junto a la xanina -que encarnó Carla Rivero Rodríguez-, y hasta tiempo para la reivindicación, que llegó de la mano de antiguas xanas y xaninas de la fiesta que protestaron por la eliminación de la xana y las damas de honor del festival. Otra novedad fue la del "Grano de oro", concedido a personas o entidades que aportan valores y crean cultura, y que en su primera edición recayó en el cocinero Nacho Manzano, quien ya fuera pregonero de la fiesta hace unos años y que se mostró muy agradecido.

Pregonar le tocó ayer a Rodrigo Cuevas. Y fue como cabía esperar de él: invitarlo y esperarse un discurso al uso está fuera de toda posibilidad. El cantante desplegó ayer esas maneras tan suyas tan de artista y, en vez de llevar un taco de folios como hacen habitualmente todos los pregoneros, se llevó a Santolaya lo que suele llevarse a todos los escenarios: el ordenador, unas baquetas y el atrezzo asturiano.

La música -esa mezcla de tecnología, raíz y divismo cabaretero marca de la casa- estuvo presente en casi todo el pregón. No dudó en decir que el arroz con leche "puede ser catalogado como un postre subversivo. Porque en este mundo en el que el tiempo es algo escaso parece que dedicarle dos horas a remover un postre es subversivo, es algo antiglobalización; y si en suiza tienen relojes, lo que nosotros tenemos es tiempo".

Antes de cerrar su pregón-actuación con dos canciones -una versión de "Si la nieve resbala" y su hit "Soy de Verdiciu" reconvertido en "Ritmo de Cabranes"- Rodrigo Cuevas hizo una clara declaración de intenciones: "No quería contar la historia del arroz con leche, porque me dijeron que todos los años el pregonero la cuenta y dije yo, entonces ya la sabrán, que me la cuenten ellos a mí tomando un culín, yo a ellos les canto".

Antes, recordó cómo su abuela aparecía por la puerta con un larguero lleno de arroz con leche, y sacó el mítico libro de la cocinera María Luisa. "Este libro no es solo un libro de cocina, es lo que llevamos como un trozo de Asturias los que hicimos la diáspora para seguir comiendo lo que aquí se come", dijo, y acto seguido, acompañado por la música, leyó la receta del arroz con leche del libro e invitó al público a corear, con una base musical, el estribillo: "Necesita por lo menos hora y media de cocción".

Respecto a la supresión de la figura de la xana y las damas de honor, la que fuera primera xana de la fiesta, Vidaflor Monestino , dijo que no está en contra del xanín. "No nos molesta el xanín, lo que queremos es que siga la tradición, las mujeres que fuimos xanas queríamos estar en representación de las fiestas, no se trata de floreros ni nada; queremos que se recupere", dijo.

Por último, la cofradía del arroz con leche reconoció la labor de colaboración de Enrique Corripio con el festival.