"Es un gran honor. Estas cosas se suelen conceder a gente que triunfa fuera. Para los que nos quedamos aquí las cosas no son fáciles, y menos para los que nos dedicamos al ámbito de la cultura, por eso se agradece más". Las fiestas del Santísimo Cristo de Candás ya tienen pregonera. Será la actriz y cantante local Verónica Gutiérrez, candasina de pro, que vive muy intensamente la fiesta "desde pequeña", tal y como avanzó ayer a LA NUEVA ESPAÑA, antes de su presentación oficial hoy en el Ayuntamiento carreñense.
"Al celebrarse en septiembre y haber menos visitantes, es una fiesta muy de los candasinos", destaca Gutiérrez. "Recuerdo las fiestas del Cristo desde pequeña. Son algo imperdonable y que vivías durante todo el día: por la mañana, por la tarde, por la noche... Siempre entre amigos y familia", recuerda la artista, quien reconoce aún no haber terminado el discurso que abrirá las fiestas el sábado: "Me está costando, estoy buscando el tono del pregón; no quiero que sea demasiado serio, pero tampoco que sea un monólogo del Club de la Comedia".
Aunque asegura guardar un gran recuerdo todos y cada uno de los actos de las fiestas, tiene especial cariño a los recuerdos del día del Cristín. "Es una jornada que siempre recuerdo con pocas personas, pero todos de Candás o muy cercanos, al celebrarse en un día por semana. Recuerdo que íbamos cantando por la calle, que disfrutábamos mucho y que, al final, siempre acabábamos todos juntos. Como si fuésemos una gran pandilla, aunque éramos cada uno de nuestro padre y nuestra madre".
Pese al cariño y al amor que guarda por las fiesta del Cristo, la artista, que prepara su papel en la obra "Como ceniza blanca para una hoguera", que se estrenará el 30 de septiembre en el Jovellanos, reconoce que ya no la vive con la misma intensidad que en sus años de juventud. "Ahora ya no me puedo permitir salir tanto. Tengo que trabajar, y hay muchos días entre semana que no puedes permitírtelo, máxime en mi caso, que mi instrumento de trabajo es la voz", afirma.
Aunque enamorada de sus fiestas, Gutiérrez asegura percibir bastante cambio en relación a sus años de infancia: "Antes todo se hacía en La Baragaña, que me parece un lugar más entrañable; había más puestos de venta callejera, que me encantaban; y recuerdo que, en general había menos gente", repasa. "También puede ser que, además de los cambios que haya vivido la fiesta, cambie el prisma del que lo vamos viendo cada uno".
