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La taracea hace cantera en Villaviciosa

La abeja Maya, el convento de Valdediós y las pinturas de Altamira protagonizan las obras en la muestra de un arte "en peligro de extinción"

La taracea hace cantera en Villaviciosa

Una geisha, la abeja Maya, las pinturas de la cueva de Altamira o el convento de Valdediós en tres dimensiones protagonizan algunas de las veintitrés piezas talladas en taracea -revestimiento con distintos materiales- que hasta el viernes se pueden contemplar en el número 17 de la calle Balbín Busto de Villaviciosa. La muestra fue organizada por las vecinas Rosa Rubio y Victoria Álvarez, propietarias del local Mensajeros Villaviciosa, que desde hace más de un lustro perfeccionan el arte milenario de incrustar en un soporte de madera piezas hasta formar un diseño decorativo.

En la exposición colectiva participan además Daniel Astrada, José Miguel Beneyto, Bernardo Miyar, Yolanda Moreni, José M. Poladura, Héctor Tejón y la profesora Lola Lozano. Los autores ponen en valor la colección por dos motivos: primero, por la gran calidad de las piezas, visitables en horario de diez a una y media y de cinco a ocho de la tarde. Segundo porque ya quedan muy pocos artesanos en la región que dominen la técnica. "La taracea está prácticamente en peligro de extinción en el país. Quitando el Ateneo Obrero de Villaviciosa no debe haber muchos lugares más donde se impartan clases. Sólo tenemos constancia de una asociación de Barcelona", apuntan las impulsoras de la muestra, que busca promocionar la artesanía local. Para ellas no hay mejor medio de expresión que la madera. "Es complicado incrustar las piezas y darles volumen y tonalidad hasta formar el dibujo. Lleva muchas horas de trabajo encima pero compensa", aseguran.

Láminas de madera de tilo, sapelly, castaño o raíz de tejo son algunos de los materiales con los que operan en su taller. Una vez dibujan el diseño en la plancha, el siguiente paso es recortar la lámina para hacer una especie de "collage". Un bisturí quirúrgico asegura que los cortes en las láminas, de menos de un milímetro de espesor, son precisos. El tostado de la madera con partículas de cristal o arena contribuyen a dar la deseada sensación de dimensionalidad.

La técnica, originaria de la antigua Mesopotamia y Asia Menor, es absolutamente artesanal por lo que cada pieza es "única e irrepetible", señalan los participantes en la exposición. A España llegó de manos de los árabes, quien la denominaban "tarsia" (incrustación) y reyes franceses como Luis XIV y XV la popularizaron en Europa.

En Asturias, el futuro de la marquetería está asegurado de manos de lugareñas como Rubio y Álvarez, que dedican todo su tiempo libre a mejorar sus diseños. "Entretiene mucho, se te va el santo al cielo cuando te pones a ello. Es como montar un rompecabezas: vas combinando y ensamblando la figura valiéndote de los diferentes colores de las vetas hasta que logras un mosaico de alto valor estético y decorativo", concluyen.

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