Mieres / Langreo,

Andrés VELASCO

Dos meses después de iniciarse el conflicto de la minería española, todos sus actores tienen ahora la vista puesta en el próximo martes. Los últimos precedentes de una convocatoria ministerial con los sindicatos para negociar fue un duro palo para los trabajadores, que cuando pensaban que podría haber solución, se encontraron con el inmovilismo de Industria. Ahora las posturas parecen diferentes, y al menos, el tono utilizado desde los sindicatos es menos visceral que en otras ocasiones, y todo ello pese a la contundencia con la que si se emplea el Gobierno del PP. El martes, las cartas de Industria se pondrán sobre la mesa, igual que las de centrales y patronal, en una partida que podría dejar encauzada la solución para el sector del carbón.

Tras dos meses de protestas, encierros, duros enfrentamientos entre los mineros y la policía, una marcha a pie desde las comarcas mineras asturianas, leonesas y aragonesas hasta Madrid apoyada por decenas de miles de personas, acampadas, cortes de carreteras y vías de tren y otra serie de movilizaciones, contra los recortes del 63% en las ayudas a la producción del carbón, la postura del Ministerio de Industria ha permanecido inamovible. Ni la huelga general en las Cuencas ni las movilizaciones han hecho al PP replantearse la situación. El ministro, José Manuel Soria, ya ha dicho por activa y por pasiva que no habrá mas dinero del fijado en los Presupuestos Generales del Estado, unas ayudas que tanto los sindicatos como la patronal valoran como insuficientes y denunciarían que abocaría al sector al cierre.

Esa posición del Gobierno del PP en cuanto a la negativa a incrementar las ayudas a la producción de carbón ya no es el único escollo que deben salvar ahora los sindicatos. Las últimas semanas del conflicto también han estado marcadas por la elaboración de un nuevo plan del Carbón para el período 2013-2018, ya que la hoja de ruta vigente finaliza el 31 de diciembre de este año. El Ministro de Industria ya ha advertido que su departamento está trabajando en la elaboración del documento, y que si patronal y sindicatos se niegan a «aportar ideas», será el propio Gobierno quién saque adelante el documento en solitario. Un Plan que entre otras cosas incluirá un cambio en las reglas del juego, dándose ya casi por hecho que la Comisión de Seguimiento del Plan del Carbón, órgano en el que se tomaban las decisiones y se analizaba el cumplimiento del mismo, tiene las horas contadas. Soria ha advertido de que quiere incorporar a «otras organizaciones sindicales», y a tenor de lo visto en las reuniones anteriores, limitar la presencia de representantes de las centrales y de la patronal.

El Gobierno del PP también ha puesto en duda el destino de las ayudas a las empresas privadas mineras en reiteradas ocasiones. Fue primero la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría la que disparó los dardos, que también se ha encargado de lanzar el Ministro de Industria. Entre ceja y ceja, sobre todo, el mayor grupo empresarial minero, el grupo Alonso.

Pese a la inamovible postura del Ministerio de Industria, y a los numerosos desplantes que han sufrido los sindicatos y los trabajadores mineros, el martes «hay una oportunidad única para lograr una salida racional al conflicto», tal y como se expresaba estos días desde la patronal. Tanto el SOMA-FITAG-UGT como la Federación de Industria de CC OO y Carbunión afrontan el encuentro con los representantes del Ministerio de Industria con optimismo y «actitud positiva para sumar y sacar al sector de este conflicto».

Sindicatos y empresas ya han hecho parte de sus deberes, consensuando la semana pasada un documento que remitieron al Ministerio de Industria con una serie de soluciones para, por una parte no tener que aumentar las ayudas a la producción por la vía presupuestaria, y por la otra, obtener el compromiso de que el Gobierno establecerá como punto de partida de las ayudas la cuantía que hubo en el ejercicio 2011. Precisamente esa cantidad fue la base utilizada por el propio Ejecutivo de Mariano Rajoy para elaborar el plan de cierre de la minería del carbón en España, un plan que presentó a principios de año a las empresas y a la Unión Europea, y en el que se recoge los porcentajes de disminución de ayudas a la producción de forma anual hasta llegar al 31 de diciembre de 2017, cuando ya no se concederían subvenciones.

El documento fue rechazado por el Ministerio de Industria, pero los sindicatos y la patronal mantienen la esperanza de que pueda ser el documento sobre el que pivotar la negociación del próximo martes. Las centrales esperan que el Gobierno articule algún mecanismo que garantice el mantenimiento del empleo este año, así como la supervivencia de las empresas, algunas de ellas ya con graves problemas económicos, ya que llevan todo el año sin recibir las subvenciones.

Por tanto, el martes podría suponer el inicio del fin del conflicto del carbón, aunque de no ser así, las organizaciones sindicales también tienen claro que deberán abordar una nueva estrategia de movilizaciones con el fin de mantener a flote un sector, el minero, que pende de un hilo.

Decenas de personas se dieron cita ayer en las instalaciones de los pozos Candín (Langreo) -en la foto- y San Nicolás -Nicolasa- (Mieres) para apoyar a los compañeros que llevan ya casi dos semanas encerrados en las explotaciones mineras asturianas. Los secretarios de cada pozo, del SOMA-FIA-UGT, transmitieron a compañeros y familiares de los mineros que estos se encuentran «bien de salud» y con fuerza para seguir adelante en la protesta hasta que el conflicto del carbón consiga solucionarse.