La Cordillera Cantábrica sumará en breve, si las administraciones lo permiten, una nueva estación de esquí. Se ubicará en la vertiente cántabra del puerto de San Glorio y esconderá una peculiaridad: no tendrá remontes. Se sustituirán, en un primer momento, por trenes de nieve y, posteriormente, si se logran los permisos, por helicópteros. Sus promotores son Javier Alonso y Juan Luis Pérez, dos leoneses afincados en la localidad de Llávanes, que quieren culminar de esta forma un sueño que comenzaron sus padres. Además, han logrado ya una "madrina" para el proyecto, ya que la esquiadora olímpica Blanca Fernández-Ochoa ha estado recientemente en la zona y, pese a la ausencia de nieve, se quedó "muy sorprendida" con sus inmensas posibilidades.
Javier Alonso, uno de los socios de la empresa San Glorio S. L., la impulsora de la iniciativa, explica que la estación "desmontable" surge de dos factores: por un lado, la ilusión por continuar con un proyecto familiar, que iniciaron los padres de Javier Alonso y de Juan Luis Pérez, y que continuó el hermano de Alonso, Nicolás, que falleció hace unos meses a causa de un cáncer a los 53 años. Por otra parte, la sociedad posee un hotel y una cafetería en San Glorio. "Es una iniciativa que teníamos que plantear para que esto no se muriera", señala Alonso.
Después de muchas vueltas para idear un proyecto sostenible, dieron con la solución: una estación que no tuviera remontes, en la que poder conjugar el esquí para los más expertos con una zona de juego y aprendizaje para los niños. Y todo ello con la facilidad de que se pudiera retirar de forma inmediata para dejar la montaña tan virgen como la habían encontrado. "Se pueden hacer cosas sin pilonas y que sean rentables", afirma Alonso, antes de proceder a detallar sus planes, que ya han presentado a los gobiernos de Cantabria y Castilla y León.
La estación de San Glorio sustituiría los remontes por lo que denominan como trenes de nieve, es decir, una moto de nieve como cabeza tractora, a la que se unirían una especie de vagones. "Pensamos que podremos tener hasta tres motos, una de ellas para emergencias, y que en cada tren puedan ir en torno a 20 viajeros", explica su promotor, que calcula que podrán mover unas 240 personas a la hora. En principio, la inversión de esta primera fase ascendería a unos 250.000 euros, ya que además de la compra de las motos de nieve y los vagones, habría que sumar una caseta (también desmontable), a modo de almacén.
Paralelamente, e inspirados en recursos similares que ya existen en Europa, tienen previsto instalar un parque de nieve para que los más pequeños aprendan a esquiar. Se instalarían toboganes, y otros dispositivos adecuados para el aprendizaje del esquí. Y en todo momento habría monitores, por lo que los adultos que quieran dejar allí a los niños podrían subir a esquiar en los trenes de nieve mientras sus hijos aprenden.
Alonso, que ejerce como portavoz de la sociedad porque Juan Luis Pérez está de viaje, señala que "todo lo hemos hecho pensando en la ecología y en no dañar el Medio Ambiente". Se muestra ambicioso e impaciente: "Si nos dieran los permisos, lo pondríamos ya en marcha", asegura, tajante.
El proyecto contempla una segunda fase, aunque es mucho más complicada de sacar adelante. Se trata de lo que ellos denominan como "heliesquí", que consistiría en llevar a los esquiadores hasta lo alto de las montañas en helicópteros. Sin embargo, además del coste económico, ya que requeriría de una inversión de unos 750.000 euros, también serían necesarios permisos "bastante difíciles de conseguir".
Por lo pronto, ya cuentan con el apoyo de una de las damas del esquí español. La olímpica Blanca Fernández Ochoa estuvo hace unas semanas visitando junto a ellos la zona y quedó "maravillada". "Le dimos una vuelta por la zona en helicóptero y pudo ver las grandes posibilidades que hay", explicó Alonso. La propia Fernández Ochoa aseguraba que tiene la intención de visitar de nuevo el enclave el invierno para esquiar, y defendió la zona, ya que a priori, parece "espectacular" para el esquí.
