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La madera aspira a relevar al carbón

Doscientos profesionales se organizan para explotar un recurso desaprovechado, útil en el 96% de la superficie de los montes de las Cuencas, con destino a biomasa y muebles

Los valles mineros han vivido el último siglo de espaldas a los bosques, buscando el sustento económico de las familias bajo suelo. El declive de la minería y el fallido proceso de reindustrialización ha hecho que se empiecen a buscar alternativas empresariales en sectores olvidados, casi denostados. Así, unos 200 propietarios de montes se han unido en la comarca del Caudal para comenzar a trabajar en el aprovechamiento forestal del territorio. De hecho, la previsión es que las primeras talas de árboles se aborden a la vuelta de la festividad de Reyes, concretamente el 7 de enero. Serán poco más de 200 toneladas, pero la actuación busca lanzar ladera bajo una bola de nieve que acabe convirtiendo este negocio en un sector emergente. La presidenta de Hunosa, con su propio plan forestal, habla del nuevo carbón.

La asociación "El Maeral", principalmente, plantea dos líneas de actuación ligadas al aprovechamiento forestal. Por un lado, está la explotación de la biomasa como fuente energética. Por otro, la venta directa de la madera se propone también como una actividad con potencial económico. ¿Esconden los montes de la comarca una fuente de regeneración económica que ha pasado desapercibida? La citada plataforma presidida por Faustino Alonso sostiene que sí, asumiendo que no se trata de la vacuna definitiva contra los males generados por la consumación de la crisis crónica del carbón. Estos maderistas ven más allá de troncos y monte bajo. Ven mobiliario rústico y ven energía. Y es que según recoge el proyecto elaborado por la asociación, un kilogramo de biomasa proporciona 3.500 kilocalorías, mientras que un litro de gasolina genera 10.000 kilocalorías. Es decir, con tres kilogramos de biomasa se obtiene la misma cantidad de energía que proporciona un litro de gasolina. Por tanto, los valles mineros albergan potencialmente cientos de pequeñas refinerías. ¿Pero cuántas?

El citado estudio, que desde hace semanas obra en poder de los seis alcaldes de la Montaña Central (Mieres. Aller, Lema, Riosa, Morcín y Ribera de Arriba), establece que la comarca del Caudal cuenta con 95.486 hectáreas -el 96% de su extensión total- susceptible de ser rentabilizadas como fuente de biomasa. De esta superficie, el 35,3 por ciento ya estaría arbolada, pero quedarían un total de 68. 482 hectáreas de terreno forestal que podrían ser aprovechables para la plantación. Los primeros árboles comenzarán a talarse de inmediato. La producción se venderá a las administraciones públicas para la construcción, sobre todo, de mobiliario y vallados rústicos. Podría ser la punta de iceberg.

El territorio asturiano cuenta con una superficie forestal arbolada de entre el 41 y el 50 por ciento, una proporción que representa entre 4.348 y 5.302 km cuadrados de los 10.604 km cuadrados totales de la región y la sitúan en el segundo puesto de las comunidades con más suelo forestal, según los datos que maneja Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, recogidos en el proyecto "Tratamiento y transformación de La Biomasa Forestal en la Montaña Central Asturiana", elaborado por Juan José Menéndez.

Encarrilado el inicio de la explotación forestal, el marco de actuación tiene otros dos frentes abiertos. "El Maeral" aspira a crear una "cooperativa productiva" con la participación de administraciones, empresas, distribuidores, propietarios y consumidores. El proyecto parece bien encauzado, incluso podría materializarse en este inicio de año, con los ayuntamientos aparentemente convencidos de su viabilidad. Más complicado parece que tome cuerpo la tercera gran aspiración de los maderistas, la construcción de una central de biomasa en la comarca, en Mieres.

La implantación de una planta de biomasa en Mieres conllevaría un coste "estimativo" de 23 millones de euros, siempre según el proyecto desarrollo por la asociación "El Maeral". Como ejemplo ponen la planta de biomasa que ya funciona en el pequeño municipio de Corduente (14.000 habitantes), en Guadalajara, inaugurada en julio del año 2009, y que supuso un coste de 8 millones de euros. Los propietarios forestales calculan que la planta de biomasa debería ceder a la cooperativa un cupo de toneladas de consumo de madera mínimo en el entorno del 10% . Se conseguiría de la limpieza de los bosques y supondría "una ayuda importante en la producción de megavatios continuos de energía eléctrica, de los que un tanto por ciento serían consumidos por la propia instalación", y a su vez daría una "alternativa" a la ya citada cooperativa productiva .En este punto entra en juego Hunosa. Y es que está por definir el papel que jugará la hullera, si es que jugará alguno, en este proceso.

El Ministerio de Industria, Energía y Turismo aplazó el mes pasado la celebración de la subasta que permitirá la instalación de nueva potencia de biomasa en España, concretamente de 200 megavatios. Una subasta, que se retomará en teoría pronto, a la que baraja presentarse Hunosa, para de este modo poder desarrollar su proyecto de construcción de una central térmica alimentada con biomasa en el polígono industrial de Reicastro (Mieres). Así, la intención de la compañía pública es levantar una planta de 15 megavatios, pero hay proyectos, como el que la firma Gestamp planea en Burgos, de 30; y otra de 50 en la localidad de Monzón (Huesca), entre otras iniciativas que han hecho pública su intención de concurrir, que podrían suponer una dura competencia. No está claro que Hunosa logre hacer brecha en este mercado. También ofrece muchas sombras la posibilidad de que, llegado el caso, las aspiraciones de la empresa minera y de la asociación "El Maeral", pese a sus similitudes, confluyan en un frente único. De hecho, las tiranteces son palpables y de momento no hay buena sintonía.

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