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El invierno sube en burro al Meicín

Los gestores del refugio de las Ubiñas portean toneladas de alimentos, gasóleo y bebidas, con la ayuda del asno "Peli", para afrontar los meses más duros del año

Lionel Díaz, con el burro "Peli" y el perro "Ur".

El invierno sube en burro hasta el refugio del Meicín, en la vertiente lenense del parque natural de las Ubiñas-La Mesa. Los gestores del establecimiento, Tania Plaza y Lionel Díaz, acaban de terminar los porteos de alimentos, gasóleo y bebidas para preparar la temporada de nieve a 1.560 metros de altitud. La lista de la compra es abultada y no hay servicio a domicilio. Ambos tuvieron que portear toneladas de productos a pie, desde Tuiza de Arriba hasta el alto (a tres kilómetros y una pronunciada pendiente de distancia), y con la ayuda de "Peli", el asno que lleva tres años acompañándolos en su aventura y que está a punto de jubilarse por la edad.

Tania Plaza trabajaba en el sector de la hostelería pero, en 2010, perdió su empleo. Lionel Díaz formaba parte de la plantilla de una factoría, pero estaba cansado de la rutina y la incertidumbre del mercado laboral. Decidieron liarse la manta a la cabeza y empezar una vida nueva en una cabaña, en las Ubiñas. Tras tres años de convivencia en las alturas, dieron un paso más y concursaron para obtener la gestión del refugio del Meicín. Sus conocimientos en montañismo y su experiencia en la zona los convirtieron en los adjudicatarios del servicio.

"Lo hicimos por probar y aquí seguimos", explicó ayer Lionel Díaz desde el refugio. Allá arriba no tienen apenas cobertura para sus teléfonos móviles y no se acuerdan casi nunca de la conexión a internet. Según explicó Plaza, "lo que nos gusta es leer, hacer rutas y llevar el refugio. No necesitamos más para estar contentos".

Son felices pero la vida en la montaña, reconocen, puede ser dura. El momento más difícil llega cuando baja el mercurio del termómetro y ellos empiezan a preparar un largo invierno. "Tenemos que tener comida para nosotros y para todos los que vengan a pasar aquí el día", explicó Plaza. El refugio del Meicín, además de alojamiento y talleres de montañismo, ofrece comida a los visitantes.

La lista de la compra es interminable. La de este año incluía veinte kilos de morcillas y chorizos, dos mil quinientas cervezas, mil latas de refresco de cola y mil ochocientos litros de gasóleo. Además de alubias, conservas y productos para el aseo. Hacer las compras y evitar algún olvido es ya todo un ejercicio de logística, pero lo peor llega a la hora de transportarlo.

Tania Plaza y Lionel Díaz subieron la compra en coche hasta Tuiza. Allí empezaron la maniobra de repartir peso para que nadie llegara al refugio sin aliento. Ellos llevaban sendas mochilas y "Peli" unas alforjas blancas. El único que se libró fue "Ur", el simpático perro de la pareja. "Es el que más suerte tiene, él sólo nos tiene que marcar el camino", bromearon antes de emprender la caminata.

Están acostumbrados a la montaña y cada invierno baten récord. Tardaron algo más de media hora en hacer el primer viaje y, tras un descanso, vuelta a empezar. Tuvieron que hacer tres portes, que no serán los últimos de la temporada. Compran carne y pescado varias veces al mes y siempre repiten la operación. En su siguiente viaje ya no los acompañará "Peli", que está disfrutando de una merecida jubilación en una finca de Laviana.

Con todo listo para el invierno, los gestores del refugio del Meicín esperan ahora la llegada del frío y la nieve. La falta de precipitaciones está afectando al establecimiento, que sólo se anima cuando un manto blanco cubre las Ubiñas. Esperan, eso sí, con la alacena llena.

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