Hay futuro en las Cuencas, pero hay que lucharlo. Esa es la opinión de los cuatro representantes del sector empresarial en los valles mineros que, ayer, compartieron mesa para hablar de sus experiencias, los obstáculos que hay ahora en el camino y las necesidades para mañana. Afirman que es necesario un cambio de mentalidad, que tiene que surgir de la sociedad en conjunto, porque "dejarlo en manos de las administraciones sería egoísta". El título del coloquio era "Las Cuencas, un lugar para invertir" y todos reconocieron, tras algún brochazo de decepción, que asentarse en los valles mineros es una buena idea. El mejor motivo, sus trabajadores: "La potencialidad está aquí y hay que aprovecharla". En el acto, organizado por LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas dentro del programa del XX aniversario de la edición, participaron tres hombres al frente de piezas elementales en el puzzle empresarial de los territorios y una mujer que representa al pequeño comercio y la hostelería en el Caudal: Macario Fernández, presidente ejecutivo de Asturiana de Laminados; Néstor Martínez, gerente de PMG Asturias; José María García, consejero delegado de KPS; y Loli Olavarrieta, presidenta de la Unión de Comerciantes del Caudal.

Atrás quedaron los tiempos en los que asentarse en las Cuencas tenía premio: ayudas a la reactivación para buscar una alternativa a la minería, ahora muy mermadas por la crisis económica. Son subvenciones que los empresarios aún ven necesarias pero, según Macario Fernández, "no imprescindibles, porque las ayudas son ayudas. No son un pilar para crecer". Sí es una base para el desarrollo, desde su punto de vista, más arranque para iniciar una aventura empresarial: "Ahora se dice mucho emprendedor, yo prefiero decir empresario. La formación no asegura el éxito, hay que arriesgar, arriesgar y arriesgar".

Caer sin red no es la mejor opción para todos los participantes en la mesa. José María García consideró que "el binomio entre centros de formación y empresa es necesario. Tenemos que mejorar la comunicación para saber qué necesitamos y qué enseñan en la universidad y en la Formación Profesional". Néstor Martínez fue más allá y aseguró que "la administración tienen que liderar un cambio, hay que dejar de pensar en las grandes empresas con trabajo de por vida". "Es un cambio en el que tenemos que estar todos juntos, administraciones, empresarios y sociedad", añadió.

Queda mucho camino por andar, pero lo mejor ya está en las Cuencas. Los empresarios coincidieron en la alta cualificación de las nuevas generaciones, formadas en distintos ámbitos y capaces de "seguir adelante". Eso sí, echan en falta un poco más de autoestima: "Tenemos que creernos capaces, en el extranjero nos valoran más de lo que nos valoramos a nosotros mismos", afirmó el responsable de KPS energía.

Una autoestima imprescindible para encontrar un trabajo por cuenta ajena o para empezar un modesto proyecto por cuenta propia, paso imprescindible antes de alcanzar el éxito empresarial. Loli Olavarrieta definió el desarrollo de las Cuencas como "una rueda": "Si una gran empresa se asienta y genera empleo, viene gente a vivir aquí. Esa gente comprará en el pequeño comercio, que generará un gasto en cadena y permitirá el mantenimiento del sector", añadió la presidenta de la Unión de Comerciantes del Caudal. Definió a sus compañeros de mesa como "empresarios valientes, que siguen apostando. Gente que nos ayuda a salir adelante".

Tres empresas en la misma comarca, pero con distinto pasado. La historia de PMG se remonta a los años noventa, cuando la empresa se asentó en el polígono de Baíña. "Fuimos de los primeros en ocupar una parcela, tan sólo después de Thyssen", señaló Néstor Martínez. Siguen apostando por la comarca y, ahora mismo, están inmersos en dos ampliaciones que generarán veinte empleos. Están "agradecidos" del apoyo que han recibido desde el Principado. En el caso de KPS, según José María García, fue "el apoyo de Ayuntamiento y de Sadim" lo que más pesó a la hora de asentarse en Argame. "Estábamos en Asipo y la empresa tenía que crecer. Valoramos salir fuera de Asturias, pero decidimos seguir aquí por arraigo a la tierra", señaló. Es la emoción más que la razón, también en el caso de Fernández, la que decide apostar por las Cuencas: "Cuando llegamos a Villallana, en 2007, nos prometieron unos accesos que aún hoy no tenemos". Están "agradecidos" del apoyo que han recibido desde el Principado y la comarca y, ahora mismo, están inmersos en dos ampliaciones que generarán veinte empleos.