Diez años sin poder beber del grifo. Los vecinos de Campomanes denuncian que los "vertidos" de la obra de la Variante de Pajares al río afectan al abastecimiento doméstico desde hace más de una década. Abrir el grifo, afirman, es una lotería: agua turbia, agua con mucho cloro o agua marrón. Hartos de pedir análisis, a pesar de que Aqualia asegura que los realizan y los resultados son correctos, darán un paso más y reclamarán una solución a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) y al Principado.

Los vecinos llevan años ya velando armas y dijeron "basta" el pasado viernes. Buena parte de la localidad se había reunido en el centro para la puesta en marcha de un esperado semáforo, cuando el agua del río empezó a correr con un color plomizo. Según Dolores Martínez, presidenta de la asociación de vecinos, "unas veces tiene cemento, otras tierra; estamos cansados ya de esta situación". La entidad convocó ese mismo día un encuentro en La Casona para analizar el problema y buscar soluciones.

A la puerta del Adif (Administrador de Infraestructuras) ya han llamado muchas veces. Y nunca obtuvieron respuesta: "Niegan la evidencia", afirmó Martínez. Una evidencia, añadió, que tiñe las aguas cada día de un color y que ha puesto en vilo a los vecinos. "Son muchas las casas en las que no se consume agua del grifo, prácticamente todas", afirmó. En el caso concreto de su familia, ni beben ni cocinan con agua corriente: "Todo embotellado, siempre, desde que empezó la obra", destacó.

Les duele el medio ambiente, pero también el bolsillo. Dolores Martínez estima que el gasto medio en agua, en cada casa de Campomanes, es de un euro al día. Esto hace 365 euros al año y más de 3.650 euros desde que se puso la primera piedra de la obra de la Variante. "Entre las botellas y el agua que cogemos de las fuentes vamos tirando, pero es una situación que no queremos mantener para siempre", destacó Martínez.

En el pueblo hay cuatro fuentes. El entorno de cada surtidor se ha convertido en lugar de reuniones para los vecinos y se llenan en las "horas punta": al mediodía y antes de cenar. Ayer, al mediodía, Paula del Corro y Daniel Fernández fueron de los primeros en llegar al manantial. "A veces tenemos que esperar un rato para coger el agua", explicaron. Eso justo tuvo que hacer Gelos Rodríguez, que caminó hasta la fuente con su perro "Sancho".

La limpieza del manantial

El agua de las fuentes, según los vecinos, sale siempre cristalina. "Tenemos suerte porque son de aguas de manantiales y están todas limpísimas", señaló Martínez. Algunos vecinos de la localidad cogen garrafas enteras para dedicarlas a otros fines, como la limpieza del hogar: "Es que, a veces, sale tan turbia el agua que ensucia más que limpia". A Dolores Martínez, la lavadora le ensució tanto unas sábanas que pasaron de blanco impoluto a marrón para siempre. Y sin arreglo: "Esto nos lleva pasando años, empieza a ser angustioso", afirmó la portavoz de los vecinos.

Sus reclamaciones han recibido respuesta en el Ayuntamiento, pero la réplica no es satisfactoria. El gobierno local (IU) echa mano de los análisis de Aqualia para explicar que todo parece estar correcto en el agua del río: "Tenemos que fiarnos de los técnicos", señalaron fuentes municipales. Pero, matiza Dolores Martínez, hay un factor que pocos tienen en cuenta: "Las muestras no se recogen cuando se está produciendo el vertido. Al contar con depuradoras, el agua vuelve a estar bien, pero consideramos que consumir este agua es jugar a la ruleta rusa".

El grupo municipal del PSOE presentó, en el último pleno, una moción en la que reclamaban elevar la captación del agua por encima de las obras de la Variante. Se aprobó la propuesta, aunque el gobierno local tiene muchas reservas: "Esa actuación se intentó ejecutar ya con el PSOE gobernando en el Ayuntamiento y no fue posible, porque no se consiguieron los permisos necesarios de la Confederación", afirmaron.

Dolores Martínez quiere ahora involucrar a la Confederación y al Principado. Idea que han respaldado los vecinos durante una asamblea convocada de urgencia, porque no tienen tiempo que perder: "Necesitamos solventar este problema antes de que termine la obra de la Variante", afirmó. De lo contrario, teme la presidenta de la entidad vecinal, "recogerán todo, se irán y si te he visto no me acuerdo". A pesar de que el Adif ha negado en varias ocasiones los vertidos, la asociación de vecinos no duda que están relacionados con las obras: "Empezó cuando se puso la primera piedra y pasa cada poco. Que ocurra una vez es descuido, dos es mala suerte, más de tres ya es negligencia", zanjó Martínez.