El río Cuna sigue arrastrando vertidos urbanos más de tres años después de que se invirtieran dos millones de euros en la mejora de los saneamientos y la construcción de un nuevo colector. Esta situación atenta contra el equilibrio ambiental del que está considerado como el valle con mayor potencial turístico del concejo de Mieres. Las carencias se hacen especialmente patentes en los dos extremos de esta visitada garganta verde. En Cenera confluyen los vertidos de los pueblos de la zona alta que en su momento quedaron sin conectar la circuito. Así, las aguas fecales de Gallegos, Canga, Villaestremeri y Villar de Gallegos acaban concentradas en la principal población del valle. Más abajo, ya cerca de la desembocadura del Cuna en el río Caudal, la mayor parte de las viviendas de El Pedroso se encuentran en la misma situación.

"No tiene mucho sentido que la mitad del valle esté conectada al colector y la otra no", señala José Álvarez, presidente de la asociación de vecinos de Cenera. Los portavoces de la comunidad reclaman que la totalidad de los enclaves habitados se canalicen a través de la red que fue remozada no hace mucho tras años de reivindicaciones: "Es necesario que el colector llegue a todo el valle", remarca Álvarez.

Los vecinos de Cenera tienen ahora por delante los meses en que las deficiencias en el saneamiento se hacen más evidentes: "El río empezará pronto a bajar con poco agua y todos los vertidos de los pueblos altos acaban aquí. Convirtiendo el río en un estercolero", denuncian los afectados. Y es que además hay un problema añadido, a los vecinos les consta de que hay casas e incluso establecimientos hosteleros que en su momento, pese a la viabilidad técnica, no fueron alcanzados por el colector. En El Pedroso esta situación no les ha pillado por sorpresa. En este marco, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) ya informó a los vecinos en 2011 de que las viviendas situadas en la margen derecha del río seguirían vertiendo sus aguas directamente al río. Este último fue el núcleo del valle más afectado por las obras en el río, ya que el proyecto obligó a cambiar todo el curso de su desembocadura en el río Caudal.

Las obras de encauzamiento y saneamiento del río Cuna comenzaron en 2009 y debido a problemas de financiación no concluyeron hasta 2013. El proyecto fue la respuesta a una larga demanda vecinal. Con esta actuación, Mieres cerraba un plan de mejora ambiental en los grandes cauces del municipio, tras las actuaciones antes realizadas en los valles de Turón, Loredo y San Juan. Las mejoras en el río Cuna incluyeron la construcción de tres nuevos puentes.