El incendio de cuatro bazares chinos en Asturias en lo que va de año no parece un hecho aislado para sus propietarios. Así lo asegura el dueño del último establecimiento incendiado hace unos días en Pola de Lena, quien explica que "tenemos miedo de que pase otra vez".

Este hombre, que lleva afincado en la capital lenense con su familia desde hace doce años, aseguraba ayer que "al menos he sido algo más afortunado que los otros, ya que sólo quemaron el almacén, aunque es mucho dinero el que había invertido allí". Eso sí, confirma la psicosis que existe entre sus paisanos, ya que conoce al resto de afectados y asegura que "todos tenemos miedo a que vuelva a suceder". Este comerciante quiso aclarar que, a pesar de la relación que mantiene con los otros afectados, "no somos la misma empresa, pero claro que nos conocemos y hemos hablado de lo ocurrido".

¿Fue intencionado? ¿Quién pido ser? El dueño del bazar lenense asegura que no tiene "ni idea" de quién pudo haber sido el autor o autores del suceso. "No sé quién pudo entrar en la tienda, ni si era para robar o sólo para incendiarla, pero forzaron la puerta", destaca. Ayer habló de nuevo con la policía: "Me dicen que no saben nada, que siguen investigando, espero que den pronto con los responsables".

De momento, la investigación sigue abierta por parte de la Policía Judicial, que "no descarta nada". Ni siquiera que la quema en Pola de Lena pueda estar relacionada con los otros sucesos. El primero tuvo lugar el 24 de enero en Sotrondio. En aquella ocasión, el suceso no sólo afectó al establecimiento, sino que fueron cuatro las personas que tuvieron que acudir al hospital por intoxicación. El segundo incendio ocurrió el 1 de febrero en un bazar de la calle Samuel Sánchez de Oviedo, aunque en aquella ocasión nadie interpuso denuncia ni fue necesaria la intervención policial. Al parecer, el fuego comenzó en una estantería y los dueños lograron controlarlo con un extintor. Unos días más tarde, el 9 de febrero, se produjo el tercero, también en la capital asturiana, que obligó a desalojar a 20 familias. La psicosis es tal que los afectados estudian pedir la colaboración de la Embajada de China en España para ayudar a esclarecer lo ocurrido. El miedo se palpa en esta comunidad que teme "ser la diana de delincuentes".