Cuatro apaisadas y gastadas naves integran la estructura de la factoría de Mieres Tubos. Sólo vecinos de la zona ya octogenarios tendrán algún recuerdo del nacimiento de este asentamiento industrial que, en la actualidad, es el último vestigio que queda en pie del gigante siderúrgico que fue Fábrica de Mieres. Y es que estas instalaciones fueron en su momento el taller de calderería de la desaparecida fabricona. Son el postrero superviviente de un periodo de auge industrial desvanecido.

La fulminante desintegración de Fábrica de Mieres dejó únicamente en pie los viejos talleres de calderería. La empresa Perfrisa, instalada en La Felguera, los adquirió a principios de los setenta. Como Compañía Asturiana de Tubos llevaba tiempo produciendo todo tipo de tuberías de conducción, tanto de agua, como de gas o simplemente cable. De hecho uno de los primeros grandes pedidos llegaron de los por entonces recién constituidos Emiratos Árabes para la canalización de un circuito de cableado a lo largo del desierto. Tres años de trabajo.

Con el tiempo la fábrica pasó a manos de Ensidesa. Dentro de Aceralia Transformados la actividad alcanzó sus máximas cuotas en las instalaciones de Sueros. La plantilla llegó a estar integrada por 340 trabajadores y la producción superó algún año las cien mil toneladas. Por entonces ya se trabajaba la valla bionda para carreteras y la cadena de galvanizado era una de las mejores de toda Europa.

Con el declive de la empresa pública, en 2004 la vieja Perfrisa pasó a manos del grupo Condesa. Pronto empezaron los recortes. La plantilla fue disminuyendo y la producción a la baja. En 2012 la factoría ya había bajado hasta las 35.000 toneladas. En 2014 la situación se agravó. En mayo paró la actividad y empezaron las regulaciones de empleo. Así durante tres años. La empresa está ahora en concurso de acreedores y el proceso de liquidación parece inevitable.