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Un proyecto innovador en Mieres que cerró por la falta de apoyo

La liquidación del centro de Soft Computing paraliza la venta de los programas que desarrolló

El software de reconocimiento forense, único en el mundo, no se usa porque el trámite judicial para cerrar el centro aún no ha terminado tras veinte meses

El investigador Sergio Damas, en una demostración del programa de reconocimiento forense "Face2Skull" que desarrolló el centro de Soft Computing de Mieres. FERNANDO GEIJO

Parecía un episodio de "Bones". Una sala a oscuras y una pantalla con imágenes de cráneos que, contrastados con una foto, se convertían en personas. Fue la presentación del "Face2Skull", el proyecto "estrella" del Centro Europeo de Soft Computing en Mieres: un software capaz de identificar cadáveres a partir de imágenes con la aplicación de técnicas de lógica difusa. La popularidad del producto, en cuyo desarrollo también participaron la Universidad de Granada y la empresa asturiana Treelogic, creció como la espuma. Aparecieron los primeros compradores, en México, con la intención de usarlo para poner nombre a las mujeres de Ciudad Juárez. Aquella presentación, al más puro estilo "Bones", ocurrió en 2012. Ahora, la venta del software está paralizada a la espera de que se resuelva definitivamente la liquidación del centro (que se inició en enero de 2016). Una década de trabajo, horas y horas de algoritmos perdidos en el revuelo administrativo. La pérdida para la comunidad científica asturiana, aseguran los investigadores que dirigieron el proyecto, es "incalculable".

¿Cuántos caramelos son "muchos"? ¿cuánto mide una chica "baja"? El soft computing (lógica difusa) es una rama de inteligencia artificial que describe de forma precisa todo lo impreciso. La investigación para el "Face2Skull" se afanó en la búsqueda de algoritmos que consiguieran dibujar la sonrisa de una persona a partir de la mandíbula de un cráneo. Cinco años de investigación, durante los que la Universidad de Granada colaboró con el centro mierense con recursos humanos y financiación. Otros cinco años para patentar el software, con la colaboración (al 50%) de la empresa Treelogic.

El sistema de identificación de cadáveres, el más preciso y revolucionario creado hasta el momento, dio la vuelta al mundo. La periodista Diana Washington, que investiga los feminicidios en México, visitó el centro de Mieres. Anunció que sería "perfecto" para las investigaciones en Ciudad Juárez. De hecho, cuando el centro de soft computing inició la comercialización, los primeros compradores llegaron del país centroamericano.

La Procuraduría de Justicia (entidad con competencias similares a las de la Fiscalía del Estado en España) compró el innovador software. Investigadores y dirigentes mexicanos alcanzaron el acuerdo de que la Procuraduría contaría con el sistema conectado en red con el centro de soft computing. Así, desde México podrían utilizar en todo momento el sistema pero los algoritmos del software continuarían en Mieres. El objetivo era salvaguardar la propiedad intelectual.

"Actualmente, ese acuerdo ya no es válido y el sistema no se puede comercializar", explicó Sergio Damas, investigador principal del proyecto, que ahora trabaja en la Universidad de Granada. Los problemas con el uso del software comenzaron a finales de 2015, cuando estalló el conflicto en el Centro Europeo de Soft Computing. Cuando la sede cerró en febrero, por decisión de los patronos (Principado y Cajastur), los algoritmos dejaron de funcionar. Los investigadores afirmaron a los compradores de México que "el sistema volverá a estar activo cuando se solucione todo esto". "Todo esto", el conflicto judicial y la liquidación de la planta, sigue sin solucionarse. Y han pasado ya un año y ocho meses.

"Sabemos que los proveedores en México están teniendo problemas para conseguir mantener la comercialización, intentando dar plazos a los compradores. Pero sin acceso al producto es prácticamente imposible seguir adelante", afirmó Damas. Todo indica que la propiedad será para la Universidad de Granada, ya que los patronos del extinguido Centro Europeo de Soft Computing se han desentendido del proyecto. La investigación del "Face2Skull" duró una década y mantuvo ocupado a un equipo de cinco investigadores a tiempo completo. Sin contar las colaboraciones de otros expertos del centro con sede en Mieres y de fuera. No hay algoritmo que calcule las horas invertidas, ni las pérdidas que alcanza ya la comercialización paralizada.

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