El 2 de febrero se celebra en todo el mundo el «Día de los humedales». Es la fecha de la firma, en 1971, del convenio de Ramsar, un tratado marco internacional para la conservación y el uso racional de los recursos de los humedales, y se aprovecha para organizar actividades que pongan de relieve la importancia de estos ambientes para la biodiversidad y para las sociedades humanas. Este año el lema de la convocatoria (que se pasa al fin de semana del 4 y 5) es «Turismo de humedales: una gran experiencia».

El turismo de Naturaleza no cesa de crecer en todo el mundo y los humedales son uno de los escenarios más propicios y agradecidos para desarrollarlo, especialmente por la diversidad de aves que albergan, que, además, suelen concentrarse en grandes cantidades y son fáciles de contemplar. A este respecto, el ecoturismo y, en particular, el turismo ornitológico está considerado una herramienta eficaz para garantizar la conservación de estos espacios porque los valora en función de su biodiversidad y porque, además, les extrae un rendimiento sostenible que repercute en el desarrollo de las poblaciones locales, proveedoras de los servicios de información, guía, alojamiento y restauración. Este tipo de turismo se ha revelado como un instrumento de mejora socioeconómica de primer orden en países subdesarrollados cuyas economías dependen en gran medida de la afluencia de visitantes interesados en su fauna, en sus espacios naturales y en sus modos de vida tradicionales, lo cual, a su vez, favorece el mantenimiento de tales recursos.

España se ha sumado hace pocos años a esa tendencia y en Asturias aún hay muy pocas iniciativas especializadas. Los Picos de Europa son el espacio natural con mayor tradición en la captación de turistas interesados en la naturaleza cantábrica y asturiana, y en ese entorno se han puesto en marcha las iniciativas pioneras, con programas y guías especializados en la observación de aves, mariposas y flores, orientados, principalmente, a visitantes extranjeros. Los turistas nacionales y locales que comparten esos intereses aún no han adquirido el hábito de utilizar ese tipo de servicios, que, obviamente, implican un coste suplementario al de una visita por libre, pero, a cambio, siempre que se presten debidamente, optimizan los resultados y proporcionan una experiencia más enriquecedora. Por otro lado, hay más espacios merecedores de atención y, en relación con el «Día de los humedales», destaca la ría de Villaviciosa, declarada humedal Ramsar (también goza de esa distinción el estuario del Eo), que en los últimos años ha visto crecer la afluencia de visitantes interesados en sus aves (es uno de los principales descansos migratorios y refugios de invernada del norte de España para las aves acuáticas) y, paralelamente, el interés de los hosteleros por captar esa demanda y responder adecuadamente a las necesidades y expectativas del turista ornitológico o de Naturaleza, en este caso principalmente de origen nacional y, con frecuencia, regional.

Las empresas turísticas que legítimamente aspiran a sacar provecho de esa tendencia también deben ofrecer unas contraprestaciones, comenzando por la reducción de la contaminación, los residuos y el uso de recursos vinculados a su actividad. Con respecto a estos últimos, una premisa que hay que tener en cuenta es la obtención de las materias primas en el ámbito local y de explotaciones gestionadas de forma sostenible; además del apoyo a la conservación, por ejemplo mediante actividades educativas que inculquen en sus clientes el valor del espacio que visitan, las medidas que pueden adoptar para preservarlo y, sobre todo, una actitud respetuosa que debe presidir, asimismo, el desarrollo de esta actividad, evitando que pueda perjudicar a las especies amenazadas o sensibles a las molestias, u ocasionar alteraciones ecológicas.