Oviedo, Antonio LORCA

Hay veces que cuando las cosas no funcionan lo mejor es empezar de cero. Volver al principio. Esa es la decisión que tomó Segundo Fernández, presidente de La Caridad, cuando se hizo cargo del club, con las categorías inferiores.

Cuatro años después, la semilla que plantó el nuevo presidente ya está dando frutos. La Caridad cuenta con 70 chavales en las categorías inferiores y, temporada a temporada, se van creando nuevos equipos según dictan las necesidades de los chavales. Esta temporada ha echado a andar el cadete y, cuando los que ahora están en esa categoría pasen a ser juveniles, será el momento de plantearse la creación de un equipo juvenil.

Y es que las categorías inferiores de un club evolucionan con pasitos cortos, como el ascenso que la anterior campaña consiguió el equipo alevín de La Caridad, que le ha permitido jugar en Segunda por primera vez. A pesar de estar una categoría por encima, el alevín sigue dando la cara, situado en la mitad de la tabla de clasificación.

«Por esta zona hay demasiados equipos. Está el Andés, el Tapia, el Barrios, Los Castros. Hay mucho donde elegir y poca población», reconoce Segundo Fernández. De lo que no tienen ninguna queja en La Caridad es de las instalaciones de las que disponen para sus cinco equipos. «Tenemos dos campos: el campo de La Caridad para los partidos oficiales y otro para entrenar. De esta forma el campo de juego se mantiene siempre en buen estado y hay espacio suficiente para que entrenen todos», dice el presidente del club del Occidente.

Las categorías inferiores de La Caridad están compuestas por el equipo cadete, de reciente creación; el alevín, que se estrena esta temporada en Segunda; el infantil; y la Escuela de Fútbol, de donde salen los equipos benjamín y prebenjamín, que compiten en una liga local integrada por equipos del Occidente asturiano que se enfrentan entre ellos.

La labor de la nueva directiva ha traído el orden a este club, tras unos años de desconcierto. «Cuando llegamos al club faltaba organización y compromiso. Había veces que el equipo juvenil salía a jugar con 9 o con 10 jugadores. Entonces decidimos hacer borrón y cuenta nueva. Empezar de cero», explica Segundo Fernández. La idea era empezar desde abajo, creando una estructura fuerte desde la base, en la que se pudiera sujetar el resto del edificio del club. «Empezamos desde abajo, exigiendo a los chavales que el que empezara la temporada la acabara», insiste el presidente.

Pero en esta labor han tenido que colaborar gente muy vinculada al club, dispuesta a aportar su esfuerzo en esta empresa. Un ejemplo muy significativo de ellos son los entrenadores, que merecen una mención especial. Al frente de los cadetes está Jacobo, de los infantiles Roberto, con los alevines Santa y a cargo de la Escuela de fútbol Suso Cavadelo. Todos ellos tratan de crear futuro en una zona donde escasea la savia nueva.