Oviedo,

Celso A. SANJULIÁN

Entraron en la pared oeste del Naranjo de Bulnes en pleno invierno y no salieron hasta bien avanzada la primavera. Durante 69 días, con sus noches, tuvieron en vilo al país en una de las más recordadas gestas montañeras que se hayan realizado en el coloso de los Picos de Europa. Los murcianos José Luis García Gallego y Miguel Ángel Díez Vives, ambos de 24 años y miembros del Club Montañero de Murcia, no sólo pudieron contarlo, sino que abrieron una nueva vía invernal, la famosa «Sueños de Invierno», y establecieron un récord mundial de permanencia en pared que todavía sigue en vigor. Precisamente ayer se cumplieron 25 años desde que saltó a los medios informativos su aventura, que tendría una enorme repercusión mediática.

Para mejor situar en su contexto lo arriesgado de su empresa, y por ende el mérito de su éxito, puede recordarse el rosario de víctimas mortales que para entonces, año 1983, ya se había cobrado el picu Urriellu. Berrio, Ortiz, Arrabal... eran nombres frescos en el recuerdo de los aficionados. En algunos medios informativos no era infrecuente calificar de «montaña asesina» al coloso calizo de los Picos. Y en ese caldo de cultivo la pareja de murcianos da a conocer su proyecto. «Lo peor de todo fue que nos coincidió con uno de los inviernos más crudos que se recordaban en Asturias», relata José Luis desde su domicilio murciano.

«Las autoridades del Principado», continúa el montañero, «eran muy reacias a concedernos el permiso de escalada. Argumentaban que la región estaba prácticamente incomunicada y que todos sus efectivos de Protección Civil estarían ocupados en caso de un eventual rescate. Fue un tira y afloja muy tenso, en el que finalmente pudimos salirnos con la nuestra».

José Luis y Miguel Ángel ya contaban con notable experiencia en los Picos, pese a su juventud. De sus muchas ascensiones al Naranjo surgió la idea de abrir una nueva vía por la cara oeste. Denominaron al proyecto «Sueños de Invierno» por acometerlo en esa época del año. A día de hoy, dice José Luis que «sigue siendo una vía técnicamente difícil, pese a lo mucho que ha evolucionado el material. Me consta que se ha repetido pocas veces en etapa invernal. Personalmente, hice paredes más complicadas posteriormente, pero estoy muy orgulloso de "Sueños" porque se mantiene como una ascensión de referencia».

La empresa revistió caracteres de especial dificultad debido a la climatología adversa. Relata José Luis que «nuestro particular hombre del tiempo era un radioaficionado de Llanes, al que, por cierto, nunca le estaremos lo bastante agradecidos. El caso es que no cesaba de anunciarnos borrasca tras borrasca. Llegamos a soportar temperaturas de 15 grados bajo cero y vientos de 100 kilómetros. En esas condiciones la permanencia en la pared, llena de nieve y hielo, se volvió pero que muy arriesgada».

De ese riesgo tuvo cumplida información una legión de aficionados que fue «in crescendo» conforme pasaban los días. El popular periodista deportivo José María García se comunicaba cada noche con los murcianos, cuyas trémulas voces salían a las ondas entre la angustia de muchos. La aventura trascendió de la esfera meramente deportiva para convertirse en un espectáculo de multitudes. El murciano dice que «en ocasiones casi ni se nos oía debido al ulular del viento. Lo recuerdo ahora y aún me emociono. Conectábamos por radio desde nuestra hamaca, suspendidos en el vacío y acurrucados el uno contra el otro en un habitáculo de sólo 1,80 de largo por un metro de ancho».

Con el país en vilo, la aventura tuvo final feliz 69 días después. José Luis recuerda que «las nevadas no nos dieron tregua hasta el final; los últimos 30 metros los hicimos exhaustos, pero casi a la carrera porque llegaba otra borrasca. Yo era partidario de retrasarlo otro día más, el 70, pero la prudencia aconsejaba salir ya de la pared. El grupo de apoyo nos recibió en la cumbre al anochecer, y a las tres de la mañana estábamos todos juntos en el refugio de Urriellu».