Gijón, J. E. CIMA

En Málaga se viven momentos de euforia tras la victoria ante el Sporting, que los coloca casi con pie y medio en Primera División, al aventajar al equipo gijonés en 8 puntos, más el «goal average», a falta de sólo nueve partidos; pero las últimas semanas fueron de presión, al acercarse los rivales, y la afición tenía miedo de perder el tren del ascenso. Precisamente, en vísperas del partido ante el Sporting, según publicó ayer el diario «Sur» de Málaga, el técnico asturiano, Juan Ramón Muñiz, llegó a poner su cargo a disposición del club si los administradores concursales no dejaban jugar a Calleja. Al interior le faltaba jugar un partido para renovar automáticamente, y los administradores querían impedirlo para que el club no tuviese que desembolsar el dinero de ese importante contrato. En la citada cláusula, por jugar ese determinado número de partidos, la renovación de Calleja iba a pasar de los 600.000 euros (más de 100 millones de pesetas).

Cuando Muñiz cogió el cargo ya había avisado de que las alineaciones se harían por méritos propios de los jugadores y por el criterio del entrenador. De hecho, esto ya se lo había contado a los futbolistas a la cara, y ante este contratiempo estaba dispuesto a no aceptar estas imposiciones.

El entrenador asturiano recibió el apoyo total del presidente, Fernando Sanz, y del director general, Luis Yáñez, para que alineara al citado Calleja, que jugó desde el principio frente al Sporting y se aseguró la renovación.

Lo que sucedió es que dentro del vestuario se decidió mantener en silencio el asunto para no crear polémicas y que los jugadores se pudieran descentrar ante tan trascendental partido frente al Sporting. Ahora el diario malacitano descubrió ese problema entre el equipo y los administradores concursales cuando el equipo va directo al ascenso. Aunque Muñiz quiere mantener la calma entre la plantilla, y dice que «faltan otras nueve finales». No quiere el técnico asturiano vender la piel del oso antes de cazarlo. Ya se sabe que Muñiz es un técnico joven, con sello de gran seriedad y mucho trabajo, y sólo celebra los triunfos después de conseguirlos. En estos últimos días Muñiz había pasado malas jornadas por las presiones que recibía.