Montmeló (Barcelona),Á. F., enviado especial de

LA NUEVA ESPAÑA

La asistencia de público rondó ayer los 50.000 espectadores en Montmeló. Una cifra nada despreciable para el viernes, día laborable, sin competición de por medio y con los entrenamientos libres como único atractivo. Pocos más, unos 60.000, eran los que se daban cita hace seis años en el trazado catalán el día de la carrera. Tras dos títulos mundiales de Alonso, el circuito reventaba. En 2007, la cifra oficial fue de 140.500 personas. Este año no llegarán a tanto, aunque el fenómeno económico se resiente. Fernando Alonso, un rey Midas del deporte, aguanta el tirón de su primera temporada a la baja tras reinar en el gran circo. Y los cálculos no mienten. Entre las fuentes más influyentes del paddock se manejan datos que cifran en torno a los 750 millones de euros el impacto que provoca el ovetense en España: patrocinios, audiencias de televisión, publicidad, taquillas y negocios colaterales en torno a la Fórmula 1.

Tan bien marcha el negocio que, a partir de este año, Bernie Ecclestone abre otra sucursal de su particular empresa en territorio nacional: el Gran Premio de Europa en Valencia. Hablar de los ingresos por televisión ayuda a comprender sueldos astronómicos (y secretos) como el del ovetense. Televisión Española se deshizo como pudo del muerto de la Fórmula 1. «En 2003 nadie quería la F1 en España», explicó Briatore el miércoles pasado en Madrid, y poco después, Telecinco se hacía con los derechos a precio de saldo. A partir de la próxima temporada La Sexta dará las carreras, después de que Mediapro haya pagado 200 millones de euros por hacerse con el pastel. Alonso ha sido hasta capaz de cambiar las costumbres de los españoles, alterando el almuerzo dominical en muchos hogares, alargando el vermú al ritmo del escanciado de champán en el podio y congregando hasta 12 millones de espectadores frente al televisor.

Alonso, un ovetense sencillo, hace de sol en torno al que gira un gran universo. La inversión directa e indirecta en patrocinios llega a los 250 millones de euros, lo que convierte a España en «territorio prioritario», como dice Briatore, patrón de Renault, brillante negociador y reconocido cazatalentos.