Londres, Efe

El jugador marfileño Drogba metió ayer al Chelsea en su primera final de Liga de Campeones, que se jugará en Moscú, en una vibrante eliminatoria librada en Stamford Bridge, en la que los «blue» tuvieron la última palabra, con un 3-2 en la prórroga, ante un Liverpool que, pese a su empeño y pasión, se vio incapaz de encender su estrella europea.

Fue una noche dramática para los «red», que se jugaban en Londres su último cartucho de la temporada. Su anfitrión, por contra, echaba mano a un fútbol eficaz para esquivar la barrera infranqueable que ha supuesto el Liverpool para este club en dos semifinales previas.

El técnico más vapuleado por los medios británicos, Avram Grant, tapaba la boca a sus detractores al lograr en este estadio lo que no pudo conseguir su antecesor al frente de los «blue», el idolatrado José Mourinho.

En otra noche de dramatismo europeo, un Chelsea sobrado, centrado, eficaz, empequeñeció al Liverpool. Pudieron más los Drogba y los Essien, los Cole y los Ballack. La plantilla del archimillonario Roman Abramovich ante la pasión del entregado Liverpool, ayer insuficiente.

El marfileño Didier Drogba, el hombre cuyas supuestas artes «teatrales» disgustan tanto a Rafa Benítez, quien en vísperas pidió públicamente al árbitro precaución extra hacia este jugador, representó la mayor amenaza para la escuadra del madrileño.

Incidencias: Partido de vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones en Stamford Bridge. Lleno. En el partido de ida el resultado fue de empate a 1.