Caravaca (Murcia), J. M. FELGUEROSO

Para los fieles seguidores azules el culpable de todo tenía dos nombres, el máximo accionista del Oviedo, Alberto González, y Carrasco. A la finalización del encuentro la directiva del Caravaca había organizado un pequeño lunch para los miembros del consejo oviedista. Hasta allí se desplazaron un grupo de seguidores de lo más radical que se encaró con ambas personas. La directiva caravaqueña les facilitó una dependencia para evitar mayores incidentes y cuando los ánimos erstaban más excitados a Carrasco no se le ocurrió otra cosa que llamarles «antioviedistas» y «niñatos», lo que hizo que los ánimos se excitasen aún más.

Tuvieron que entrar varios números de la Guardia Civil ya que los seguidores oviedistas más exaltados aporreaban las puertas de las dependencias del club local. Tras varios forcejeos los seguidores azules, en número de una veintena, esperaron al técnico fuera del recinto municipal esperando la salida del técnico.

El tiempo pasaba y la situación no mejoraba ya que los seguidoresa aguardaban fuera. Por fin la Guardia Civil sacó al técnico azul que volvió a enfrentarse con los seguidores lo que motivó momentos de fuertes discusiones e intervención de la Guardia Civil. Por otro lado, un autobús de seguidores del Oviedo sufrió daños en la provincia de Albacete al encontrarse con seguidores radicales del Rayo Vallecano.