Gijón, J. E. CIMA

Todo estaba previsto para que El Molinón tuviera un parón en las obras de remodelación del estadio, que se llevan aceleradas por parte del Ayuntamiento, para que el fin de semana del 23 de agosto albergara el trofeo «Villa de Gijón». De hecho ayer se quitaron las últimas uralitas de fibrocemento de la Tribunona para empezar a montar el nuevo techo, pero desde el Sporting se cree que no se va a llegar en condiciones de tener un buen estadio y campo y que no se debe celebrar el partido.

Al menos en el club rojiblanco están asustados del estado actual de las obras y de lo que repercute sobre el terreno de juego y, aunque no dudan de que se pudieran acondicionar mínimamente, se considera que no sería una buena imagen jugar ante escombros y polvo. Además, luego está el contratar a un rival de entidad, tras el éxito del año pasado con la sorpresa de un campeón de Europa como era el Milán, porque a estas alturas todos los equipos buenos ya tienen programada la pretemporada. Y no es lo mismo a última hora ir a buscar un equipo grande que puede venir sin sus principales estrellas que hacerlo con tiempo para asegurarse que va a tener a los mejores para recompensar a la afición.

Una cosa es la ilusión que tiene José Ramón Tuero, el concejal gijonés de Deportes, por montar ese espectáculo del partido «Villa de Gijón» porque está convencido de acabarlo todo a tiempo, y otro es el mundo del fútbol profesional, en el que no se quiere arriesgar a competir en circunstancias extremas y con riesgos hasta de lesiones y, sobre todo, de deterioro de imagen de un club que cae muy simpático en toda España.

La situación está complicada desde el punto de vista del Sporting al ver las obras cómo evolucionan, aunque saben del interés del Ayuntamiento por rebajar los tiempos, que estudian actualmente la posibilidad de solicitar a la Liga de Fútbol Profesional que la Liga la inicien fuera. Está previsto el comienzo para el 30 de agosto, una semana después de lo planificado para el «Villa de Gijón», y por eso se quiere dejar asentar el estadio gijonés para ganar más tiempo y hacerlo luego en buenas condiciones.

Dejar una temporada de hacer el «Villa de Gijón» no se considera tan grave desde el punto de vista del Sporting en unas circunstancias tan especiales como estas de la remodelación del estadio, que no se había apenas tocado desde cuando se preparó para el Mundial de 1982. Y se cree que es mejor hacerlo bien y con tiempo en la siguiente pretemporada ante otro equipo de campanillas. Máxime cuando ahora ni siquiera la fecha del 23 de agosto que preveía el concejal gijonés se podría asegurar porque en estas circunstancias de urgencia se depende del equipo que se va a contratar y que sería muy difícil que llegara con importantes y buenos jugadores.

Ayer en El Molinón las obras iban en buen camino tanto en las tribunas Norte, Oeste y Sur, donde la capacidad del estadio era para 25.000 personas y con esta nueva remodelación se querían conseguir casi otras 3.000 más.

Además, se estaban haciendo los nuevos vestuarios y la sala de prensa y preparando las paredes y columnas del estadio que en muchos casos estaban bastantes deterioradas de casi tres décadas de albergar a miles de aficionados en los partidos. Habrá que ver cómo se toman esta decisión los profesionales del fútbol que tiene el Sporting.