Budapest (Hungría),

Á. F., enviado especial de LA NUEVA ESPAÑA

El cumpleaños más desangelado en mucho tiempo se celebró anoche en Renault. Nelson Piquet cumplió ayer 24 años y en el equipo le prepararon una gran tarta de chocolate. El brasileño agradeció el detalle pero apenas pudo forzar un par de sonrisas.

Acabar decimoquinto el día que tu compañero hace primero no es para lanzar cohetes. Y menos aún cuando su posición en la escudería es más bien delicada, después de que Flavio Briatore ya le haya señalado en público como un alumno de los que tarda en aprender.

Con Piquet pendiente de un hilo, el equipo Renault se las ha arreglado para ofrecer un coche más competitivo a sus pilotos. Las novedades de las últimas carreras sí que han surtido efecto, no como aquel alerón delantero de Turquía que no sirvió de nada.

Mejorado, lo introdujeron en Alemania y, poco a poco, los tiempos se han ido rebajando. Lo mismo que los nuevos tapacubos de este fin de semana, que también aportan su granito de arena.

Fernando Alonso tampoco es demasiado concreto a la hora de explicar por qué ahora sí se intuye una mejoría en un monoplaza que a comienzos de temporada no encontraba su punto óptimo en las pistas. «Al coche le añadimos piezas nuevas durante todo el año. A veces no aportan nada y otras, como pasa últimamente, van ofreciendo pequeñas mejoras que sumadas se traducen en buenos tiempos», dijo el piloto asturiano.