Oviedo, J. I. CASTAÑÓN

Iván es un nombre asociado a la reciente historia del atletismo asturiano. Hubo un tiempo en la década de los noventa en que la región llegó a contar con tres campeones de España: Iván Manjón (finalista mundial de 1.500 metros), Iván Pérez Prida (medallista europeo junior) e Iván Hierro. Los tres pasaron por las manos de David Méndez, el técnico leonés asentado en Gijón. Manjón dejó el atletismo joven harto de sufrir; Prida aguantó unos años más, y a Hierro, más joven que sus dos colegas, que vivía en la capital asturiana y que se formaba en el Oviedo Atletismo, todos le auguraban un futuro brillante en el atletismo. Sin embargo, su palmarés no fue todo lo resplandeciente que sus condiciones y marcas (7:40 en 3.000 metros, 13:24 en 5.000 y 28:45 en los 10 kilómetros) muestran. Más medallas por equipos (Europeo de cross) que podios individuales le relegaron a un papel de secundario de lujo en el panorama nacional.

A sus 31 años, Iván Hierro, curtido en mil batallas y al que le une una amistad con el organizador de la Subida al Naranco Paco Hevia -«a él le compré mis primeras zapatillas», recordaba con nostalgia en meta-, se puso manos a la obra dispuesto a no dejar en mal lugar a Hevia, que ya anunciaba en la salida a quien quisiera escucharlo que Hierro batiría el récord de la Subida (28:29, en poder del madrileño José Luis Capitán). Y acertó de pleno. Como aquel zar famoso por su crueldad y su fogosidad, Iván Hierro se dispuso a ser Iván «el Terrible». No tuvo piedad ni con sus rivales ni con el récord: 27:37 (aunque el crono marcaba en meta un segundo menos), casi un minuto por debajo de la marca que José Luis Capitán logró en 2005, cuando subió el Naranco mano a mano con su hermano Vicente.

Nadie se atrevió a seguir su ritmo y Hierro realizó una contrarreloj en solitario, coronándose por tercera vez campeón en la cima ovetense tras sus éxitos en 2001 y 2002. Un hecho inédito en los 11 años de historia de la prueba ovetense, que le da el título oficioso de «Rey del Naranco».

Por su parte los asturianos se enfrascaban en una lucha que se llevaba Borja García, el gijonés que prepara Jaime Fernández y el más fuerte ayer del grupo compuesto por el mierense Rubén Rodríguez, un atleta que compatibiliza con éxito el duatlón con el atletismo, el riosellano Fran López, el ovetense Murujosa, el praviano David Prieto y el corredor del Recta Final Carlos Flor. Entre Borja y Hierro, todo un mundo: faltaron 20 segundos para que llegase a casi cuatro minutos, una diferencia aplastante que habla de la fuerza de «el Terrible» ante Borja, el único asturiano este año en bajar de 30 minutos en los 10.000 metros en pista.

La carrera femenina tuvo también protagonismo cántabro. Cristina Alles, una corredora que pone su punto de mira en las carreras asturianas, en las que abundan las cuestas, tales como las medias maratones de Nava y Siero, impuso su dominio. Y lo hizo a su ritmo, escoltada por las corredoras del Oviedo María García y Ana Gutiérrez, que se mantenían vigilantes de la evolución de la corredora cántabra, que empezó a despegarse de sus competidoras ya en el kilómetro 2, a la altura de la nueva losa sobre las vías de Renfe y antes de dar inicio a la Subida, de casi 6 kilómetros.

Los atletas populares, entre los que sobresalía el color amarillo del Master Sport, que se hicieron con el triunfo por equipos respondían un año más pese al orbayu y la lluvia. Entre los 404 que finalizaron la carrera estaban algunos de los ocho que no han faltado nunca a la ya tradición mateína: Carmen Corujo, Jaime del Egido, Quiroga, Daniel Juesas, Eláas Dos Santos, Antonio «Aouita», Manuel y Germán. Muchos de ellos estarán también el próximo fin de semana en el Angliru, Gijón o Ribadesella, pruebas que recogen el testigo del Naranco.