Oviedo, Nacho AZPARREN

Cuando Curro vio la llamada de José Manuel en su móvil, en la tarde del lunes, ya intuía la intención de la misma. «Aunque no lo dijera, hacía mucho tiempo que me imaginaba que no seguiría en el Oviedo», reconoce el centrocampista extremeño horas después de la llamada, con tiempo suficiente para reflexionar. El contenido de la conversación confirmó los peores augurios de Curro: su contrato no sería renovado y se ponía fin a su ciclo de tres años en el Oviedo.

Para un jugador tan integrado en el club y en la ciudad, la noticia es impactante. «Estos tres años en Oviedo me ha hecho madurar como jugador y como persona. Me da rabia abandonar así el club, pero son cosas normales en el mundo del fútbol», asegura. La decisión del club se ha hecho esperar. Las declaraciones de Pichi Lucas una vez finalizada la Liga añadieron más misterio a su futuro. A bote pronto, las palabras del entrenador hacían apostar por su continuidad, al menos ese fue el planteamiento del propio jugador. «Aquellas declaraciones se contradicen con la decisión final», afirma; «las formas en que se ha producido mi no continuidad no me parecen las más indicadas, pero me voy sin reprochar nada a nadie».

Las razones del adiós de Curro se escapan de la mera estadística. En el club, nadie duda de su talento, su despedida obedece más bien a una cuestión de estilo. El cuerpo técnico parece decidido a apostar por un tipo de futbolista diferente al que este año defendió la camiseta azul. Se buscan jugadores con experiencia en la categoría que den al equipo un plus de competitividad. Y el medio del campo es una posición capital en el nuevo proyecto.

El paso de Curro por el equipo azul ha dejado marca, de eso no hay duda. Habitual en los esquemas del «Lobo» Carrasco, Raúl y Pichi Lucas, el extremeño ha sido una pieza clave en los éxitos y fracasos recientes del club. «He tenido errores, como todo el mundo, pero he conseguido ser titular con todos los entrenadores que he tenido en el Oviedo. Eso no me lo quita nadie», expresa el pivote. Los números confirman su sentencia. En su primer año, Curro disputó 37 partidos como titular y uno como suplente, anotando 10 goles. Carrasco le dio el timón del juego azul y Curro respondió con buenos números. Y también con algún borrón, como su expulsión en el decisivo partido de vuelta contra el Caravaca. «Es mi peor recuerdo como oviedista, sin duda», asevera; «creo que podríamos haber remontado si no me hubieran expulsado».

Pronto se le presentó al extremeño la oportunidad de resarcirse. La 2008/ 2009 supuso el ascenso del Oviedo a 2ªb y su reivindicación personal. Curro salió de inicio en 34 encuentros y en dos más desde el banquillo, con un registro de cuatro tantos. «Mi mejor día con la camiseta del Oviedo es el ascenso contra el Mallorca B», subraya. El equipo ascendió a 2ª b y Curro pudo quitarse un gran peso de encima.

El cambio de categoría no significó que menguaran sus números. Curro siguió siendo titular indiscutible. En la pasada campaña sumó 35 titularidades y seis goles adornaron su hoja de servicios. La derrota contra el Pontevedra fue el borrón a su contribución en el club: «Me voy con un sabor agridulce por no haber logrado el ascenso a Segunda, el lugar donde mínimamente debe estar un club con esta historia».

Ahora, Curro debe abandonar una ciudad en la que se le veía plenamente integrado y un club que sentía como propio. «Me llevo al Oviedo en el corazón. Tengo que darle las gracias a la afición por su apoyo dentro y fuera de los terrenos de juego. Le deseo lo mejor a partir de ahora, espero que ascienda el año que viene porque se lo merece», concluye.

La dirección deportiva apuesta por otro perfil y Curro no entra en sus planes. El hueco dejado por Curro en el centro del campo será difícil de llenar.