Posada de Llanera, J. I. CASTAÑÓN

Cuando entra el derecho se acaba la familia, dicen algunos juristas. Tratan de explicar con este dicho que cuando la ley entra en la unidad familiar se acaba el buen rollo. Ayer el derecho, que cuando es chica se llama justicia y es una señora de edad indefinida, con los ojos vendados y espada en la mano, se metió de lleno en la cuarta media maratón de Llanera, también denominada «Corazón de Asturias», y cortó sin piedad en el kilómetro 15 la carrera en solitario de quien iba a ganar la prueba, que no era otro que Hassan Lekhili, un atleta marroquí asentado en Orense y que tiene una marca muy destacable en la distancia (1:03.16). La culpa la tenía una normativa de la Federación Española que afecta a la Territorial asturiana y que impide participar a atletas extranjeros que no tengan licencia por la Federación autonómica donde se celebre la competición. Como toda norma tiene su excepción, sí pueden participar atletas de Portugal o Francia en pruebas que se celebren en autonomías fronterizas con sus respectivos países, salvo atletas que hayan sido internacionales por su país en los últimos 5 años. En Ceuta y Melilla también pueden participar atletas marroquíes que no hayan sido internacionales por su país.

Otra segunda excepción es más laxa: los atletas extranjeros pueden disputar cualquier carrera en la que no exista ningún tipo de compensación económica. En Posada había premio en metálico para quien batiera el récord de la prueba. Y una tercera: ¿qué pasaría si se hubiera tratado de un atleta residente en la comunidad que organiza la prueba? Que debería justificar con el correspondiente permiso de residencia o de trabajo su condición de residente legal en dicha región.

Todo lo señalado con anterioridad no afecta a las pruebas que están inscritas dentro del calendario nacional de la Federación Española, donde esta normativa no rige. La media de Posada es una cita autonómica, no incluida en el calendario nacional. Evidentemente muchos atletas y organizadores desconocen este complejo entramado jurídico, puesto que el derecho internacional privado y público no está entre sus hobbies y evidentemente el conflicto se presentó.

Hassan Lekhili se inscribió y, primer error, lo aceptaron. El segundo vino después: lo dejaron participar para desgracia de ambas partes. Superado el ecuador de la prueba, alguien se dio cuenta del error y paraban a Lekhili. Aviso a navegantes: a la organización que no acata la norma se le impone una sanción de 1.200 euros, cantidad que debe depositar previamente a la celebración de la prueba ante la Federación autonómica correspondiente a modo de aval. En resumen que la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento.

Posiblemente un poco de derecho sepa el cangués Emilio Llamedo, puesto que es bombero y las oposiciones para apagar incendios te exigen, entre otras materias, conocer la Constitución. Llamedo fue uno de los sorprendidos por esta incidencia y vencedor final de la prueba. «En un primer momento creí que le había atropellado (a Lekhili) un coche, luego supe lo que había pasado». Llamedo hizo un carrerón (1:09.24), ya que batió su propia marca personal y también el récord oficial de la carrera, que había dejado Dioni Martínez el pasado año en 1:09.51.

El mierense del Oviedo Atletismo Jorge Cosío (1:11.24), que acabó muy fuerte, y Gonzalo Álvarez (1:11.29) integraron un podio asturiano tras la debacle del leonés Rabanal, que había pasado el kilómetro 11,5 en 37.28 y que, junto a Llamedo, seguía de lejos el ritmo del marroquí (35.46).

En chicas ganó la leonesa Pilar Viñuela (1:22.03), que cuenta por victorias sus participaciones en Asturias. El año pasado venció en Trubia y ayer, pese a que no confiaba en su estado de forma pues había estado lesionada hasta enero, superaba a la zamorana Marta Diez (1:23.34) y a la local Eva Braña (1:25.25), la primera asturiana.

La prueba contó con 537 atletas en un calendario que no parece muy lógico por cuanto en tres semanas se acumulan tres «medias» (Llanera, Trubia y Siero) cuando pasan meses sin una.