Puede que desde Vujadin Boskov no haya tenido el Sporting entrenador de más postín que el recién llegado Javier Clemente. Y puede que incluso el palmarés del recién llegado supere al del simpático yugoslavo, que ya está en la historia del fútbol por alguna frase redonda. Campeón de Liga dos veces, seleccionador de tres países, y no fue de cuatro porque se negó a residir en Teherán, que debe ser trago duro en los tiempos que allí corren, Javier Clemente apareció en la sala de prensa de El Molinón en estado puro. Primero ganar, después jugar bien, dijo, en un arranque filosófico del primum vivere, deinde philosophari, que no precisa traducción. Pues eso, damas y caballeros, señoras y señores diputados: lo primero, ganar, que el Sporting anda corto de victorias. Dos triunfos seguidos y le escribimos dos tomos de la Enciclopedia Británica al nuevo entrenador rojiblanco, que tiene un balance de victorias envidiable, como publicó este periódico ayer. Ha llegado a El Molinón un ganador al que parte de la gente más joven parece poner en duda porque, como el mismo Clemente reconoce, el fútbol ha cambiado mucho.

Señalada la fervorosa bienvenida a un entrenador llamado para salvar al Sporting, queda claro que el gran danmnificado en la refriega de estos días ha sido Iñaki Tejada, que ha pasado de ser el segundo entrenador a desaparecer del mapa técnico. Su impecable hoja de servicios merece un trato mejor porque con dos partidos no se le puede cerrar el camino a ningún entrenador, y menos tras el aguante de los últimos tiempos. Tejada, como buen hombre de casa, no ha dicho ni una palabra sobre la evolución de los acontecimientos, y seguro que no la dirá. Pero los clubes han de mostrar grandeza con los suyos.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto? ¿Quién y a qué hora avisó a Iñaki Tejada de que dejaba de ser entrenador del Sporting? La pregunta queda en el aire del martes de San Valentín, aunque esto siga sin ser Bélgica. Martes para iniciar el mandato del nuevo entrenador, que, por cierto, está convencido de que la final de la Copa del Rey se va a jugar en el Bernabeu. El sainete de la final muestra a las claras dónde está ahora mismo el fútbol español, ayuno de cualquier síntoma de grandeza. Unos servicios higiénicos no pueden ser la disculpa para negar un estadio a dos aficiones, aunque luego parte de ellas tenga un comportamiento deleznable.

Los protocolos de la presentación se cerraron ayer en el Sporting. Hoy ya se verá a Clemente al frente de un equipo necesitado de orden, serenidad y seguridad. El estreno oficial, el domingo, a las dieciocho horas, ante un Atlético de Madrid al que ha puesto en órbita Simeone. No le hacen goles al visitante desde el cambio de entrenador. Es que cualquier mejoría pasa por un blindaje defensivo. Primero eso, que lo demás se dará por añadidura. En eso estará Clemente.