Munich

Apareció Mourinho en la sala de prensa y se dispararon los flashes. Pocos actos como las ruedas de prensa del portugués son esperados con más expectación en el fútbol actual. Más aún cuando el propio Mourinho ha decidió limitar sus actuaciones ante los micrófonos en la competición doméstica. «Hablo porque me obliga la UEFA», contestó con total tranquilidad cuando un periodista le inquirió por las razones de la ruptura de su ley del silencio.

La eliminatoria entre Bayern y Madrid se sirve caliente. Los jugadores alemanes han aderezado la previa con mensajes solicitando que el Allianz Arena sea una caldera. No parece preocupado el técnico portugués que tiró de ironía para zanjar el tema. «La cuestión de la seguridad le corresponde a la UEFA y seguro que habrá muchos bomberos por si hay fuego. Nosotros saldremos a hacer nuestro trabajo. El Bayern jugará con corazón, pero son un equipo de fútbol. Bromas aparte, será un gran partido de fútbol, quizá un poco más táctico de lo normal», explicó.

Sí le preocupa algo más al portugués el nivel de un rival, al que no dejó de alabar. «Son muy buen equipo, con fantásticos jugadores y una institución muy fuerte. Un gran club de fútbol con poder. Todo lo que puedo decir son virtudes», comentó. Desde Alemania se han producido en los últimos días una serie de declaraciones en las que se ponía al Madrid en entredicho.

«Madrid no tiene la dimensión del Barça», declaró Beckenbauer. «Es una ventaja jugar contra el Madrid y no contra el Barcelona», le secundó Hitzfeld. Mourinho, feliz en la refriega dialéctica quiso contestar a los alemanes. «Más importante que mi opinión son las de otros, gente muy relevante y con mucha credibilidad. Hoeness, Beckenbauer, Rummenigge, Kahn o Hitzfeld dicen que el Madrid no es un gran equipo, que ellos son más fuertes, que son favoritos, que tenemos complejo con la bestia negra. Nosotros seremos los que corran por fuera en esta eliminatoria», señaló.

Tampoco la estadística parece quitar el sueño a Mourinho. Que el Madrid solo haya sido capaz de empatar una vez tras nueve visitas a Munich no significa nada para el portugués. «Esos datos no me invitan a nada. Son números que no tienen ningún significado. La historia no juega mañana. Nada de números y nada de resultados anteriores. Nada. Es una semifinal y como todas las semifinales el que las juega las quiere ganar».

El luso estuvo acompañado de uno de los pesos pesados en el vestuario, Sergio Ramos, que se alineó con el técnico: «El Bayern puede hacer lo que quiera. Somos conscientes de el rival que tenemos y mostramos el máximo respeto porque es un equipazo».