Gijón, Á. C.

Llama la atención que en su despedida del Sporting remarcara la importancia de que el club debía apostar por un entrenador con experiencia. Y es que Javier Clemente es el mayor exponente de que un debutante en los banquillos puede ser capaz de alcanzar los mayores éxitos. El de Baracaldo logró conquistar el título de Liga en su segunda temporada en Primera División, a los mandos de todo un grande como el Athletic, con tan sólo 33 años.

Clemente es, sin duda, el entrenador español que puede presumir de haber alcanzado la gloria de forma más prematura. El vizcaíno, que tuvo que colgar las botas por las lesiones tras haberse convertido en uno de los líderes del Athletic, empezó su carrera en los banquillos con un ascenso a Tercera con el Arenas de Getxo. Basconia y el filial del conjunto bilbaíno fueron sus siguientes destinos hasta que, con 31 años, debutó en Primera División como entrenador del Athletic. Un club al que llevó a conquistar dos ligas y una Copa del Rey en apenas tres años.

En Primera División pueden encontrarse varios ejemplos de técnicos que ya deslumbraron en el comienzo de su carrera. Marcelo Bielsa, actual responsable de los «leones», comenzó a entrenar con 35 años al primer equipo del conjunto argentino Newell's, después de hacer campeón de Tercera al filial. Ese mismo año, 1990, conseguiría el Torneo Apertura. Otro de los casos es el de Pep Guardiola, que suma ya 16 títulos al frente del Barcelona desde que tomara las riendas del equipo con tan sólo 38 años.

Brillantes trayectorias han desarrollado Víctor Fernández y Unai Emery. El aragonés se estrenó en Primera a los 30 años y cuatro más tarde conquistó la Copa del Rey; título al que sumaría la Recopa de Europa un año después. Unay Emery inició su carrera con 33 años en el Lorca, al que ascendió a Segunda para, dos temporadas más tarde, llevar al Almería a Primera. El que mantiene su récord es Juanma Lillo, el técnico más joven en debutar en Primera, con 29 años.