Mario D. BRAÑA

Con todo el mundo pendiente de la dedicatoria de Messi a Thiago, su hijo recién nacido, el único guaje que dio que hablar en el Camp Nou fue Villa. Anda fino el asturiano, empapado del artístico fútbol del Barcelona. Dos espectaculares taconazos de Villa desatascaron el partido para su equipo. El segundo dejó extasiado hasta al juez de línea, que permitió el gol de Jordi Alba partiendo de un claro fuera de juego. Era el 3-1, que le ahorró al Barça los tradicionales apuros de esta temporada frente a un Celta bravo en el primer tiempo y desinflado al final. Suficiente, en todo caso, para que El Barça firmara el mejor arranque liguero de su historia, con nueve triunfos y un empate.

Tito Vilanova permitió que David Villa diese un paso más en su proceso de recuperación. Nunca hasta ayer había jugado tantos minutos (77) esta temporada, aunque más que una concesión es el premio al trabajo y al acierto del asturiano. No hay mejor prueba que la jugada del segundo gol, protagonizada de principio a fin por el Guaje, que habilitó a Iniesta en el área con un taconazo tan vistoso como efectivo y esperó en el sitio justo el pase de la muerte del manchego. Era el quinto gol del delantero de Tuilla en tan sólo ocho partidos, ninguno de ellos completo. Y servía, además, para que el Camp Nou se sacudiese de inmediato el susto por el empate del Celta.

El 2-1 echó el cierre a cinco minutos vertiginosos, en los que hubo tres goles de muy buen ver, con dos equipos jugando a ganar. Antes y después, Messi ya daba pistas de que no iba a ser su noche. Como si fuese la prórroga de su duelo de la pasada temporada con Javi Varas, el argentino se atascó ante el portero andaluz. Incluso en el minuto 37, cuando le robó la cartera a Túñez y se presentó en el área con todos los pronunciamientos favorables. Ni siquiera llegó a rematar.

También Valdés tuvo su momento cuando, con empate a cero, ganó un mano a mano a Iago Aspas, la punta de lanza de un Celta que alternó la prudencia con el descaro para salir a la contra. Ese susto animó a Vilanova a retrasar a Busquets, tras empezar con una defensa de tres. En el descanso, el técnico completó el reajuste con la entrada de un defensa de verdad, Bartra, lo que dio más consistencia a los azulgranas. También ayudó lo suyo el error del ayudante de Borbalán, el único que no vio el clamoroso fuera de juego de Jordi Alba.

t El gafe defensivo. La nota negativa para el Barça fue la nueva lesión en la línea defensiva. El brasileño Adriano sufrió una rotura muscular en el adductor de la pierna derecha que lo tendrá de baja durante tres semanas. Mientras, las molestias de Messi en la rodilla en los últimos minutos se quedaron en una contusión.