Es así de sencillo y así de complicado. El Real Oviedo necesita 1.000 personas que pongan 1.000 euros. Eso sumaría un millón de euros, lo que sumado al mal llamado menudeo (ya que una acción de una persona que sólo puede poner 10,75 euros es tan importante como la de aquel que puede poner más), permitiría al club salvar la situación límite en la que se encuentra.

¿Hay 1.000 oviedistas que están dispuestos a poner 1.000 euros para salvar a su equipo del alma? En el consejo de administración creemos que sí, pero seguramente necesiten un empujón. El primer paso lo dieron el sábado el alcalde de la ciudad, Agustín Iglesias Caunedo, junto a personas como Isidro Fernández Rozada y el periodista Orlando Sanz. Es un gesto que los honra y debemos agradecer. Ahora nosotros tenemos que recoger el testigo.

No se está obligando a nadie a hacer nada. Esto es una cuestión de sentimiento. El que no quiera, que no lo haga. Pero en estos días que corren, si uno tiene la posibilidad de poner 1.000 euros para salvar un sentimiento, no parece un mal negocio. Ojo, no es cuestión de desdeñar, ni muchísimo menos, a los que hacen un esfuerzo para comprar una única acción. El que da lo que tiene no está obligado a más. Cada acción cuenta.

Pero el mensaje de 1.000 de 1.000 no está dirigido sólo a los que, haciendo un esfuerzo, podemos asumir ese gasto. El mensaje de 1.000 de 1.000 va destinado a los ex jugadores a los que el Real Oviedo dio un buen sueldo durante muchos años. El mensaje de 1.000 de 1.000 va destinado también a todos los restaurantes, comercios, hoteles, tiendas, etcétera, de la ciudad de Oviedo y del resto de Asturias que se sientan oviedistas. Incluso para los que no lo sean tanto. El Real Oviedo es uno de los principales activos de la ciudad. El año pasado, cuando el Athletic de Bilbao visitó la ciudad para jugar la Copa del Rey, miles de bilbaínos gastaron en Oviedo bastantes miles de euros. Que el Real Oviedo vaya bien nos interesa a todos en esta ciudad y en esta región. El club nos necesita. Y el club os devolverá este esfuerzo, seguro.

Y, ojo, porque el destino ha querido que en las últimas horas más de 2.000 personas de fuera de España hayan comprado acciones del Real Oviedo. Gente que ya se ha puesto en contacto con el club para venir a algún partido, para comprar camisetas, para llevar el nombre del Real Oviedo por todo el mundo. Gracias a la magia de la comunicación, miles de personas de Nueva Zelanda, Inglaterra, Tailandia, Estados Unidos, Rusia? han comprado acciones del Real Oviedo sumando más de 50.000 euros en 48 horas. ¿Vamos a dejar pasar esta oportunidad? ¿Vamos a dejar morir algo que miles de extranjeros ven como algo mágico y singular delante de nuestras narices? ¿De verdad vamos a dejar que una seña de identidad de nuestra ciudad se muera?

A los que se hayan alejado en los últimos años del Real Oviedo les podemos decir que este club se ha convertido en algo distinto. Que a base de sufrimiento, de derrotas y de injusticias, de luchar contra poderosos enemigos, de pelear por su supervivencia, su afición ha generado un orgullo oviedista que, ahora mismo, se expande por el mundo en forma de acciones. ¿Esa gente que está comprando acciones sin tener ninguna relación con el Real Oviedo está loca? Nosotros preferimos pensar que han entendido que este equipo es único y que tiene algo especial. Estamos orgullosos de que los oviedistas, cuando van por el mundo y les preguntan si son del Madrid o del Barcelona, digan que son del Real Oviedo. Y eso es marca. Eso es imagen de ciudad.

Necesitamos 1.000 personas que pongan 1.000 euros. Y necesitamos también que sigan llegando las pequeñas aportaciones. El otro día un militar que hoy ya estará en Afganistán se acercó a comprar 200 euros en acciones, un joven que vive en Francia retrasó su viaje un día para poder participar en la ampliación, una chica se desplazó desde Londres y un joven se acercó a las oficinas y compró 80 euros asegurando que era todo lo que podía poner. El Real Oviedo está íntimamente ligado a las vidas de miles de personas y es tan símbolo de la ciudad como la Catedral o Santa María del Naranco.

Necesitamos 1.000 personas que pongan 1.000 euros. Porque tener un equipo que no te da más que disgustos es un lujo del que no nos podemos desprender. Porque todos, en mayor o menor medida, hemos llorado y reído por este club. Porque todos miramos de otra manera los periódicos y las semanas cuando ganamos. Porque el Real Oviedo ha generado dinero para esta ciudad, y debe seguir haciéndolo. Porque no deberíamos fallar a los que nos dejaron durante esta travesía en el desierto, y mirar al cielo y decirles con cara de circunstancias: «Oye, que no supimos salvarlo». Y, sobre todo, porque no deberíamos pasar por el trance de explicar a las generaciones venideras que un día hubo un club de fútbol en esta ciudad que se llamaba Real Oviedo, que se había convertido en una causa y que no fuimos capaces de mantenerlo. Eso sí que tendría delito, explicarles a los niños por qué no salvamos una pasión, con lo escasas que son éstas en la vida. Luchemos por esta pasión. Luchemos por el Real Oviedo. Necesitamos 1.000 personas que pongan 1.000 euros. Bueno, en realidad menos, porque unos cuantos ya hemos dado ese paso. Luchemos por el equipo de nuestros padres, luchemos por el equipo de nuestros hijos. ¡Hala, Oviedo!