El Marino cerró la temporada perdiendo en su visita al Fuenlabrada, en un partido que el conjunto local liquidó sobre el final con un gol olímpico protestado por los luanquinos, que también reclamaron que el segundo gol madrileño había sido en fuera de juego. El gol de Chus Hevia a falta de cinco minutos dio esperanzas al equipo dirigido por José Luis Quirós, pero el trabajo ya estaba hecho y el Marino acabó en el puesto decimoprimero.

El Fuenlabrada se adueñó pronto del centro del campo. En el minuto 7, Diego ya obligó a intervenir a Rafa Ponzo. Instantes después, Rubén Ramos remató desde fuera del área y el tiro se perdió por encima del larguero. Fue el propio Rubén Ramos quien abrió el tanteador en el 24, tras conectar de cabeza un centro preciso de Molino.

El gol espoleó al Marino, quien llegó con peligro por primera vez en el 31, con un remate de Titi desde el vértice del área grande que se marchó a un metro del ángulo izquierdo de Basilio. El cuadro madrileño volvió a hacerse con el control del juego, desperdiciando tres faltas directas. La primera mitad se cerraría con otra parada de Rafa Ponzo a Diego, cuando en la grada ya se cantaba el segundo.

El Marino salió más incisivo en la segunda mitad, aunque sin profundidad. En el 57, Chus Hevia se escapó por izquierda y lanzó un centro que atenazó Basilio sin problemas. El conjunto de José Luis Quirós sufrió un nuevo golpe cuando el Fuenlabrada anotó el segundo en el 59. Pachón lanzó un centro al segundo palo para la entrada de Ryan Harper, que sólo tuvo que tocarla a la red. El delantero escocés había entrado al campo 50 segundos antes.

El Marino estuvo a punto de lograr el 2-1 con un tiro desde 25 metros de Espolita, que se fue a centímetros del palo izquierdo de Basilio. Ya en el 82, Castaño lanzó un libre directo que se marchó junto al travesaño. El empuje gozoniego tendría su premio a falta de cinco minutos: Chus Hevia se internó desde la izquierda y, a un metro del área grande, sacó un derechazo enroscado, cruzado e inatajable a la escuadra. Golazo.

El encuentro ganaba en emotividad cuando llegó otra polémica. Saque de esquina para los locales, Antonio López lo lanza, Rafa Ponzo se tira dentro de su portería y la despeja, pero el árbitro, a expensas de su asistente, señala gol. Las protestas del cancerbero terminaron con una roja directa y con Queipo poniéndose los guantes, pues se habían agotado ya los tres cambios. El meta improvisado incluso tuvo tiempo para rechazar un remate de Harper ya en tiempo de descuento.

Para el entrenador del Marino, José Luis Quirós, el partido de ayer tendría que haber sido «de guante blanco. Vinimos a jugar tranquilos, sin pegar una sola patada. La prueba está en que en la primera parte no hubo tarjetas. Por eso creo que es lamentable un arbitraje como este. ¿Para qué viene un árbitro de Andalucía? Para eso que pite uno de aquí de Madrid. Igual le sale más barato al club. Es increíble. El segundo gol del Fuenlabrada es fuera de juego y el tercero no ha entrado por medio metro. Esto es de risa. En cuanto vio el 2-1 se asustó. Hay chavales que no están preparados para esto y están pitando. No lo puedo entender. Eso fue lo que estropeó el partido».

Quirós añadió que «hubiese ganado de todas maneras el Fuenlabrada, seguramente hubiese alcanzado igual su objetivo de la Copa, pero es lamentable. Es una pena que esto haya terminado así, con la expulsión de nuestro portero. El trío arbitral deslució el partido totalmente». Sobre Rafa Ponzo, Quirós explicó que «tuve que pararle para que no siguiera protestando porque luego, en vez de un partido le pueden caer de cuatro a seis. Eso es lo que marca el reglamento».