La delicada situación económica por la que atraviesa el fútbol asturiano, «horrorosa» según palabras del presidente Maximino Martínez, fue el eje central de la Asamblea General Ordinaria de la Federación Asturiana de Fútbol celebrada ayer en la Universidad Laboral de Gijón.

Y eso que la territorial presentó un superávit de 3.407 euros. Sin embargo a Maximino Martínez no le gustó la escasa presencia de asambleistas, 103, ninguno de ellos del estamento de futbolistas, de los 306 con derecho a asistir. «¡Que pena!» indicó el presidente «parece que no hay problemas en el fútbol».

En su intervención el presidente de la Federación Asturiana recordó que «no hay convocatoria de subvención por parte del Principado para este año» y que esta circunstancia se une a «pérdida de casi 600.000 euros de la partida de obras de hace tres años o la reducción el pasado de 540.000 a 165.000 euros del pasado».

Maximino Martínez aseguró que «son tiempos horrorosos, no hay dinero para nada». El presidente recordó que la Federación había recibido una denuncia por la realización de un sorteo de coches por el que se había recaudado 291.000 euros. «Llegó un inspector y denunció, por más que tratamos de llegar a un acuerdo con el Principado no hubo manera y tuvimos que pagar 15.000 euros», indicó Martínez quien considera que este hecho «es una vergüenza, sobre todo porque se sabe para que se usa este dinero».

Maximino reconoció que «en poco tiempo perdimos cinco patrocinadores importantes» y anunció que estaría «siempre en los actos reivindicativos en favor del fútbol».

Con todo la asamblea dio el visto bueno por unanimidad a todos los puntos del orden del día, entre ellos el balance de situación y el presupuesto para la próxima temporada que asciende a 2.322.470 euros. También fueron aprobados un buen número de modificaciones de artículos de los reglamentos para adaptarlos a normativas nacionales. Una de las propuestas quedó aparcada ante la petición de varios clubes de que se tratase de variar el enfoque. Fue un artículo referido a la responsabilidad de los delegados de campo en determinadas situaciones y las multas que deberán pagar los clubes por determinadas infracciones como por ejemplo el lanzamiento de balones al campo con la intención de parar el juego, algo que al parecer está proliferando últimamente.