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El pitido final de Pablo

Nanclares, que volvió a arbitrar tras una leucemia, recibe un homenaje en su adiós

Pablo Nanclares. | luisma murias

En vez de homenajes, con 36 años Pablo Nanclares debería de estar pendiente de alcanzar la cumbre del arbitraje español. Pero una vez superada una leucemia que puso en grave riesgo su vida, este ovetense lo relativiza todo. "Hubiese considerado un fracaso no recuperar el arbitraje porque sería como si la enfermedad me lo hubiese quitado", declaró Nanclares en vísperas de su reaparición en un campo de fútbol, en enero de 2012. Año y medio después, al conocer su descenso a Tercera División, vio claro que era el momento de poner el punto y final.

Mañana, en el Hotel Castillo del Bosque de La Zoreda, Pablo Nanclares Centeno (Oviedo, 8 de marzo de 1977) recibirá el reconocimiento de unas 150 personas que participarán en el homenaje promovido por sus ya ex compañeros. "Les tengo que dar las gracias a todos y muy especialmente a César Muñiz, que se ha volcado en la organización pese a todo lo que está pasando en las últimas semanas", destaca.

Pablo Nanclares era uno de los árbitros más prometedores de Segunda B en 2009, cuando se le diagnosticó una leucemia aguda linfoblástica. Tras duras sesiones de quimioterapia y un trasplante de médula ósea, se recuperó incluso para el arbitraje. El Comité le guardó la plaza y dirigió partidos en el final de la temporada 2012-13 y en la pasada. No se esperaba el descenso: "Fue un golpe, pero entiendo el criterio del Comité".

"Se me hacía muy cuesta arriba arbitrar en Tercera", expone para justificar su adiós. "Al principio no lo echaba de menos. Últimamente sí, sobre todo cuando veo partidos de Primera, en campos donde estuve como cuarto árbitro". Para matar el gusanillo, Nanclares dice que le gustaría seguir vinculado de alguna manera a una actividad en la que estuvo 20 años "y que me formó como persona, al aportarme valores fundamentales como el esfuerzo y el sacrificio. Durante la enfermedad apliqué nuestra mentalidad competitiva".

Nanclares se toma el homenaje como "una gran oportunidad de agradecer a mucha gente todo el apoyo que tuve durante la enfermedad y, después, para volver a un nivel óptimo para arbitrar". Al margen de alguna ausencia por causa de fuerza mayor, mañana Nanclares sólo echará de menos al donante de médula que hizo posible su recuperación: "Es imposible que esté porque es obligatorio mantener el anonimato. Sea quien sea, le deseo que sea tan feliz como lo soy yo".

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