La comunidad sherpa nepalí vivió el viernes una de las jornadas más tristes de su historia al morir sepultados por un alud al menos 13 de sus miembros cuando escalaban el Everest, mientras otros tres siguen desaparecidos. La tragedia llevó a otros sherpas que se encontraban en la montaña como guías de escaladores extranjeros a debatir la posibilidad de abandonar el Everest en señal de respeto por sus compañeros fallecidos.

En la mañana del viernes, entre 50 y 60 sherpas se dirigían del campamento base I al II para preparar el terreno para los montañeros con los que trabajaban cuando se desprendió un gran bloque de hielo y unos veinte de ellos fueron sepultados. Jiwan Ghimire, miembro de un turoperador que preparó una de las expediciones, explicó que los sherpas se disponían a trasladar a la siguiente fase de la escalada "tiendas de campaña, comida, cocinas y bombonas de oxígeno".

Uno de los supervivientes, Wangdi Sherpa, de 26 años, relató desde el hospital cómo sucedió la tragedia: "Nos dirigíamos al campamento base II cuando un gran bloque de hielo se desprendió de la montaña. No pensé que podría sobrevivir", aseguró. "Tres de nosotros estábamos atados con una cuerda de seguridad y nos protegimos tras un fragmento de hielo. Pudimos ocultarnos porque íbamos los primeros", explicó el sherpa.

En Nepal, mientras tanto, el montañero asturiano Jorge Egocheaga prepara el asalto en su tercer intento al Kangchenjunja, el único de los catorce ochomiles del planeta que aún no ha coronado. El médico y alpinista ovetense tratará de conseguirlo junto al zamorano Martín Ramos y por la cara suroeste del gigante nepalí, la tercera cumbre más alta del mundo, con 8.598 metros.