Han pasado las suficientes semanas como para echar la mirada atrás por el espejo retrovisor y perder de vista la desilusión que dejó la última temporada del Real Oviedo. No hay mejor cura que el olvido y mejor presente que el futuro. Mientras los ojos de los aficionados al fútbol concentraron su atención en Brasil me consta que en las oficinas del Carlos Tartiere se trabajó sin descanso. Entre partido y partido del Mundial la gente del club comenzó a ejecutar su proyecto, su idea de equipo, su plan social y deportivo.

De todos es conocida mi pasión por el fútbol y otros deportes. Según iban anunciando los fichajes; primero Esteban, luego Héctor Font, más tarde Generelo... fui consultando a amigos, técnicos, entrenadores, ojeadores, toda mi gente del mundo del fútbol, y todos coinciden en decirme que este año SÍ, porque estoy muy seguro de que a estos futbolistas no les va a faltar la actitud para la lucha y tener el apoyo de la afición.

Es cierto que se ha vuelto a remodelar media plantilla pero los nombres, las demarcaciones y el estilo parecen muy diferentes a los de otras pretemporadas. De hecho llegué a leer algún titular en la prensa que decía algo así como que el Real Oviedo estaba montando una plantilla competitiva hasta para la Segunda División A.

Todo este trabajo tiene una fuente: el Grupo Carso. A ellos hay que agradecerles el esfuerzo por borrar de un plumazo el varapalo que supuso el final de la última campaña y el intento por devolver de una vez por todas al Real Oviedo al fútbol profesional.

Ahora es momento de que todos, y cuando digo todos me refiero al Consejo de Administración con las instituciones públicas, empresas privadas, aficionados, peñas, técnicos, jugadores y medios de comunicación rememos en la misma dirección. Sabemos lo difícil que es el reto pero somos conscientes de que la unión hace la fuerza.

Me encantó ver el otro día a mil quinientas personas viendo el primer partido de pretemporada entre el Real Oviedo y su filial, el Vetusta. El capital, que lo mueve todo, es la apuesta que viene de México, pero el aliento no hace falta que lo traigan porque aquí de eso nos sobra. Tenemos hambre de fútbol y queremos el mejor fútbol de la Segunda División B. Sigue en juego la recuperación de la imagen de nuestro Real Oviedo, de un escudo, de una ciudad, de un nombre. El Real Oviedo se lo merece. Los oviedistas merecemos el ascenso a la Segunda A, paso previo y obligado a la Primera División, que por historia es la del Real Oviedo.