Sebastian Coe es uno de los mejores atletas de la historia y un dirigente respetado, con éxitos tan clamorosos como la modélica organización de los Juegos Olímpicos de Londres. La inclusión de su nombre en la relación de galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes también resulta indiscutible, algo que no se puede decir de otros muchos. Por eso duelen los dimes y diretes que ha protagonizado el británico en los últimos días a cuenta de su vinculación con Nike, de la que cobraba hasta ahora 140.000 euros anuales. Como las personas como él no solo tienen que ser honradas, sino parecerlo, sobraban las conversaciones hechas públicas, que dan a entender su influencia para la concesión del mundial de atletismo de 2021 a Eugene, la ciudad estadounidense en la que tiene su sede la famosa marca de ropa deportiva. Su renuncia al sueldo de Nike llega tarde, pero al menos permitirá alejar a partir de ahora la sombra de la sospecha sobre su gestión en la federación internacional.