El Marino no hizo los deberes en la primera vuelta (27 puntos en 19 partidos) y ahora tiene el reto de sumar aproximadamente 40 puntos en los 18 partidos que restan de la segunda vuelta (54 puntos en juego) para meterse en el play-off, el gran objetivo del club para esta temporada. El equipo tiene que hacer números de líder y el primer paso es ganar el próximo domingo (12.00 horas) en Santa Catalina a un Praviano que está en descenso directo.

La historia dice que el objetivo es posible porque desde la temporada 1958-1959, los azulones consiguieron 6 victorias y dos empates en sus trece visitas al campo de Pravia, donde perdieron en cinco ocasiones. Lo más significativo es que el Praviano sólo consiguió un punto en los cinco últimos partidos entre ambos como local al empatar (1-1) en la temporada 1997-1998. Los cuatro partidos restantes acabaron con victoria visitante.

El último enfrentamiento data de febrero de 2011, con José Luis Quirós en el banquillo del Marino. El equipo luanquín llegaba como líder y demostró su poderío imponiéndose por 2-5, con goles de Hermes (2), Sergio Villanueva, Rubén Suárez y Matías. Los goles locales fueron de Borja y Santi. El equipo de Quirós consiguió el campeonato liguero y fue el año del último ascenso a Segunda B, el único ante su afición en Miramar, al superar la primera eliminatoria entre campeones al Costa Cálida (Murcia) con un empate (1-1) en la ida y un claro triunfo (3-0) en la vuelta.

Un año antes, en febrero de 2010 y con Rogelio García en el banquillo azulón, el Marino también logró el triunfo (0-1) con un gol de Stoica en el minuto 88. Aquella fue una buena temporada, pero los luanquinos perdieron el campeonato liguero en favor del Caudal en las últimas jornadas y Rogelio García decidió no continuar en el banquillo tras fracasar en el play-off de ascenso.

La plantilla luanquina cambió mucho respecto al año 2011 y es Guaya el único superviviente del once que consiguió el triunfo. El capitán (30 años) también estuvo en la victoria del 2010 porque llegó al equipo con 20 años cedido por el Vecindario y tras pasar por el Villarreal B, Osasuna B y Pájara Playas de Jandía (Fuerteventura), volvió al Marino en el verano de 2009, convirtiéndose en un emblema del club y en uno de los jugadores más apreciados por la afición de Miramar.