Ahora que nos toca de cerca conviene recordar las consecuencias catastróficas del dopaje, en todos los sentidos. El negocio ha degenerado de tal forma que ayer llegó desde Rusia una noticia escalofriante. El exjefe de la Agencia Antidopaje de Rusia Nikita Kamáev ofreció a un periodista inglés información secreta sobre un programa estatal para dopar a atletas diez semanas antes de morir, presuntamente debido a un infarto. "Quiero escribir un libro sobre la verdadera historia de la farmacología deportiva y el dopaje en Rusia desde 1987", afirmaba Kamáev en un correo electrónico enviado al "The Sunday Times". Kamáev, que había dimitido en diciembre por el escándalo de las denuncias de dopaje entre atletas rusos, es el segundo exjefe de la Agencia que muere en febrero, ya que el día 3 su antecesor, Vyacheslav Sinev, también había sufrido un ataque cardiaco. Quizá sea una simple coincidencia.
