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Una semana de pasada

Johan, de todos

El unánime reconocimiento de su legado confirma el carácter excepcional de Cruyff

Ya se sabe que todo el mundo es bueno cuando se muere, pero el caso de Johan Cruyff ha sido como fue su vida: excepcional. Las reacciones parecieron más sinceras que nunca porque incidieron en algo incontestable: su tremenda influencia en el fútbol de las últimas cinco décadas. Incluso los que se mostraron críticos con algunos aspectos de su doctrina admiten que hay un antes y un después de Cruyff. Tiene algo de simbólico que la primera cita en el Camp Nou tras su muerte fuese el Clásico, ese partido que él llevó a otra dimensión, al poner al Barça en condiciones de competir con un Madrid, hasta entonces, inalcanzable. Nada mejor que la generosa reacción de Florentino Pérez para expresar ese reconocimiento, por encima de banderas y de rivalidades tantas veces mal entendidas. Con su actitud, el presidente del Madrid vino a confirmar las sabias y sentidas palabras de Jordi Cruyff, que en su única aparición pública explicó por qué la familia reconsideró su idea inicial de un adiós íntimo: "Hemos entendido que Johan no es sólo nuestro, sino de todos".

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