El baloncesto asturiano llora la pérdida de Ed Johnson. El que fuera entrenador del Gijón Baloncesto y uno de los rostros más representativos de este deporte en la región, falleció ayer a los 71 años, en Estados Unidos, donde había regresado en 2011, con la intención de instalarse en la localidad de Norcross, en Atlanta. Una vuelta a casa que puso fin a 27 años de estancia en Gijón, donde además de impulsar y promocionar este deporte, conoció a su mujer, Isabel Argüelles, y donde la pareja tuvo a sus dos hijas, Addie y Allison. "Hoy es el día en el que los dolores de mi padre han desaparecido, en el que ha dejado de sufrir por algo que le molestaba mental y físicamente. Todo el mundo que le conocía le amaba. Mi ángel, sé que estarás cuidándome. Te quiero y te echaré mucho de menos", escribió ayer Allison en una emotiva carta de despedida al hombre al que también echará de menos media Asturias.

Ed Johnson aterrizó en España en 1973-74, para jugar en el Manresa. Abrió entonces una etapa de 11 años en Cataluña, donde también formó parte del Mollet y el Joventut. Fue Gijón, sin embargo, el lugar que dio sentido a haber cruzado el Atlántico. Llegó en 1984 para entrenar al Gijón Baloncesto para estrenar la que él mismo consideraba como una de las experiencias más enriquecedoras de su vida. "No pensaba que me iba a quedar tanto tiempo, pero conocí a Isabel y todo cambió. Ha sido el lugar donde me he sentido más a gusto. Me va a costar mucho marcharme", aseguró en 2011, durante el acto en el que se despidió de aficionados, amigos y excompañeros, antes de retornar a Estados Unidos. En el Gijón Baloncesto entrenó la temporada 84-85 y, posteriormente, la 88-89. Prácticamente siempre estuvo vinculado al club gijonés, con el que retornó al banquillo como segundo entrenador, las temporadas 98-99 y 99-2000, con Moncho López como técnico principal. Luego pasó a formar parte de la Fundación Gijón Baloncesto, fue uno de los responsables de que comenzase a funcionar su centro de tecnificación y se lanzó también como empresario al frente de un gimnasio. "Tengo muchos más amigos aquí que en Estados Unidos", comentaba.

La rápida integración de Ed en la ciudad queda resumida en su participación como el "Baltasar" más alto de la historia de las cabalgatas de reyes gijonesas. Los vecinos de la parroquia de La Camocha y el barrio de El Llano, lugares que frecuentó con asiduidad, dan prueba de su don de gentes y su permanente sonrisa. "Era una persona llena de alegría, siempre haciendo chistes y jugando a la pelota", recordó ayer Allison, a quien siempre acompañaba en sus partidos de baloncesto en los colegios de Las Ursulinas e Inmaculada. Tampoco faltaba en los citas con el voleibol de su otra hija, Addie.

Ed Johnson nació en 1945 en Atlanta, localidad en la que permaneció hasta los 18 años, momento en el que se trasladó a estudiar a la Universidad de Tennessee, ya como destacado jugador de baloncesto. Jugó una temporada en Los Ángeles Stars y luego temporada y media en los New York Nets, de donde se marchó a los Chaparrals, hoy los Mavericks. En ese tiempo en el baloncesto estadounidense jugó 166 partidos, en los que anotó 2.039 puntos y capturó 1.688 rebotes, lo que hace una media de 12,3 puntos y 10,6 rebotes por partido. "No es un adiós, es un hasta la vuelta, ya que Gijón siempre será mi casa", dijo allá por 2011.