En la noche del lunes un impenitente seguidor del Real Club Celta de Vigo se llevó un susto de muerte cuando vio comparecer en el césped de Balaídos a un árbitro apellidado Estrada, encargado de dirigir el partido entre el equipo local y el Granada. El seguidor céltico no había olvidado el arbitraje del tal Estrada en Granada con motivo de la visita del Sporting. Los sudores fríos le duraron hasta el final del partido. El nombramiento de Estrada para la visita del Granada a Vigo es una muestra más del desahogo del que da prueba cada semana el colectivo arbitral. La otra prueba es la elección de Clos Gómez para un partido de la próximo jornada en clara demostración de que es premiado por su genuflexo arbitraje del Nou Camp. "Clos Gómez no tuvo suerte", escribe en un diario deportivo de Madrid el exárbitro Urízar Azpitarte, en prueba de su bondad y sentido colectivo con uno de sus sucesores. A la espera de Hernández Hernández, elegido como mejor árbitro la temporada pasada y que como tal no ha pitado nunca al Sporting. A buenas horas, reyes del colectivo.

La derrota del lunes deja en situación complicada a un Granada que cerrará la Liga en su campo ante el Barcelona, pero el Sporting ha de mirar al equipo andaluz y al Getafe, rival de la siguiente jornada a disputar a la taurina hora de las cinco de la tarde del domingo, un horario reservado sólo para un partido a lo largo de la temporada. Ése es el partido. Pero ése será el partido siempre que los rojiblancos superen al Éibar pasado mañana en el Anfield del Piles. Ahora mismo ése es el partido porque sin victoria lo que viene detrás valdrá muy poco. Ése es el partido, damas y caballeros, señoras y señores diputados, que puede abrir el camino para que al final del partido del Villarreal se pueda repetir la fiesta vivida hace un año, semana arriba o abajo, en Sevilla. Aquella fiesta merece la continuidad.

El Sporting prepara el partido contra el Éibar en plena semana europea, con el Real Madrid visitante en Manchester y el Atlético Madrid anfitrión del Bayern de Pep Chanel Guardiola. Cada uno tiene sus objetivos marcados en su presente. La Liga de Campeones del Sporting es la permanencia; la de los cuatro semifinalistas es la que es. Por cierto, Pellegrini no puede ser tan mal entrenador como algunos quieren predicar si llevó al Villarreal a las semifinales europeas y le faltó la final por un penalti fallado por Riquelme. Y si casi lleva al Málaga, que cayó en cuartos. Y ahora ha traído hasta aquí al Manchester City, por vez primera semifinalista. No puede ser tan malo el chileno, que, eso sí, sangra por la herida de su etapa blanca, que no fue la mejor de su trayectoria profesional.

El duelo de esta noche en Madrid es, sin duda, una revancha de la final de 1974. El gol del empate del Bayern en el último segundo no fue tan cantada de Miguel Reina como se quiso hacer ver en aquel tiempo. La revisión de la jugada muestra un imponente disparo con la dirección perfecta para que el portero no pudiera llegar al balón que provocó el partido de desempate en el que los alemanes se pasearon ante unos agotados atléticos. El partido de hoy es uno de los mejores que se pueden ver ahora mismo en Europa.