Antes de dar las primeras pedaladas de la reciente temporada, el gijonés Dani Navarro no quería mirar más allá del primer tramo de competiciones marcado en las que iba a tomar parte. No en vano, el Tour de Francia parecía que no entraba dentro de sus planes debido al mal sabor de boca con el que finalizó la pasada temporada, pero todo ha cambiado. Las grandes sensaciones mostradas este año han hecho que el ciclista del Cofidis haya recuperado la ilusión de estar en la ronda gala, donde cumplirá su séptima participación. Pero antes, la toma de contacto llegará con el Critérium Dauphiné que arrancará hoy en Les Gets y donde buscará dos objetivos: seguir con las buenas sensaciones mostradas hasta el momento y luchar por el triunfo de etapa.

"Es una carrera que me gusta mucho y se adapta muy bien a mis características como escalador", define el ciclista que ayer ya comprobó el recorrido de la cronoescalada que tendrá lugar hoy. El recuerdo del gijonés no puede ser mejor ya que en esta prueba, en el 2.010, logró su primer triunfo como profesional. En esta ocasión, se verá las caras con primeros espadas como Alberto Contador, Froome, Porte, Pinot, Mikel Landa, Daniel Martin, Fabio Aru o Purito Rodríguez, entre otros. Tras unas primeras pruebas de la temporada en la que se ha mostrado incisivo y valiente, con varios intentos de escapada que rozaron el triunfo, la prueba francesa le vuelve a abrir el apetito de seguir intentándolo ya que "me encuentro con buenas sensaciones, correremos ante los mejores del mundo, pero voy a intentar encontrar la primera victoria", comenta esperanzado.

Será el paso previo al Tour de Francia, en el que su objetivo es claro: lograr un triunfo de etapa. "El año pasado fue una carrera muy mala para mí, pero es la mejor del mundo y este año es diferente, aún no me he caído ni he tenido ninguna enfermedad y me encuentro muy bien, pero el objetivo número uno será ganar una etapa", sentencia el corredor.

Dani Navarro ha esquivado las caídas, pero sí vivió un percance en su reciente estancia en Sierra Nevada, donde permaneció concentrado realizando trabajo de altura. "Antes de salir a entrenar se me cerró el portón automático y me pegó en la cabeza, estuve varios días fastidiado de las cervicales, pero tuve la suerte de llevar el casco puesto", relata el ciclista gijonés. Sustos al margen, Navarro quiere volver a demostrar que está en un buen momento de forma, primero en el Critérium Dauphiné y, posteriormente, en el Tour de Francia. Levantar los brazos se ha convertido en su gran meta.