El Langreo consiguió un esperanzador empate en Haro, que le da una ligera ventaja de cara al partido de vuelta en Ganzábal dada la elevada cotización que adquiere el gol de Nacho Calvillo quince minutos después de que Dani Palacios pusiera el partido patas arriba y al cuadro asturiano en una situación delicada.

En fútbol, sobre todo cuando se juegan eliminatorias a doble partido, nada es lo que parece, por difícil que resulte de entender. Los jarreros se adelantaron con un cabezazo impecable del stopper tras un saque de esquina y el cuadro asturiano respondió de forma efectiva con un golpe blando de testa al que respondió el meta local con manos mucho más blandas aún. Sobre el papel, uno y otro gol valen lo mismo. En este caso, sin embargo, el anotado por Calvillo tiene doble valor porque otorga ventaja virtual a los azulgranas que, no obstante, se vieron a merced de los locales en los primeros cuarenta y cinco minutos de partido y sólo consiguieron establecer un mínimo equilibrio de fuerzas en el segundo.

Porque en el arranque, si algo pareció quedar claro desde el pitido inicial, es que el equipo de David Ochoa asumía las obligaciones que se le suponen a un equipo que defiende galones en su feudo, aunque sin exhibir pegada ni excesivo peligro ante un rival que se acomodaba a esa situación y lanzaba un zarpazo felino sin golpe fatal, al proyectar en transición Michu, desde posición de medio volante, hacia la banda derecha por donde se proyectaba Claudio y dejar éste que llegase en la segunda oleada Luis Nuño para cruzar, sólo ante el meta Javi Pérez, en exceso.

Fue después del descanso cuando el duelo se demostró más equilibrado y sujeto al caprichoso designio de una jugada a balón parado, como el córner ejecutado por Óscar al cuarto de hora y culminado con un remate de cabeza de Dani Palacios al fondo de las redes de la meta defendida por Adrián Torre.

A pesar de la impecable ejecución del remate, de libro, éste no aportó más que el ejecutado por Nacho Calvillo pocos minutos después, tras recibir de Michu un balón que había sido colgado sobre el palo largo de la meta de Javi Pérez, cediendo atrás para que el centrocampista acertase a contactar, más que a golperar, para sorpresa del meta riojano que se tragó la bola, dejando todo en el aire para el partido de vuelta.